“Producimos futuro”, anunciaban los carteles que nos guiaban ayer domingo para que tomáramos el camino correcto. Estábamos en el establecimiento ganadero La Emma en Pipinas, Buenos Aires, que fue el lugar elegido por el Ministerio de Agricultura de la Nación para celebrar la visita de QU Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La Emma no es un establecimiento común: es un predio donde se realiza ganadería regenerativa certificada, es decir, con un manejo productivo consciente y holístico (con una mirada integral sobre el ecosistema) que regenera suelos, es amigable con el ambiente, promueve el bienestar animal y conserva la biodiversidad, a la vez que es rentable y tiende a evitar el uso de agroquímicos.
“La certificación es un valor agregado que la Argentina tiene, no nos podemos conformar solamente con exportar carne, sino que tenemos que exportar carne de alta calidad y producida de forma sostenible”, enfatizó el ministro Julián Domínguez en una rueda de prensa realizada dentro de La Emma, antes del asado. Y luego agregó. “Soñamos con tener en cada localidad un modelo de ganadería regenerativa que entusiasme e involucre a los productores, porque es un sistema que cuida el ambiente y genera arraigo en el campo”.
También reflexionó sobre el uso de la palabra “holístico”, ahora aplicada a la producción. “Este concepto proviene de la filosofía, no es un concepto de la productividad ni del mercado, y queremos enfocarnos en eso, en un modelo de visión integral que marca un cambio de época en la forma de producir de nuestro país”.
Las declaraciones del ministro están a tono con lo dicho días atrás en Quito, Ecuador, durante la Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, donde manifestó la importancia de Argentina a nivel mundial como productor de alimentos de calidad y producidos de manera sostenible.
“El modo de producir de la Argentina es parte de la solución a los problemas globales”, dijo en esa oportunidad el ministro en referencia a que el país genera poca emisión de gases de efecto invernadero y, a la vez, tiene una gran incidencia en la seguridad alimentaria mundial por ser productor y exportador de alimentos elaborados de forma sostenible. La declaración fue en el marco del panel “Un Mejor Medio Ambiente”.
La Emma pertenece a una familia que posee campos en diversos lugares del país y tiene más de 30 años de experiencia en ganadería. Su propósito como productores es promover el desarrollo sostenible de la producción pecuaria, transformándola en una actividad consciente, rentable y en armonía con el ambiente. “Trabajamos para lograr un futuro más deseable, donde la ganadería regenerativa no solo sea una actividad primaria asociada a la producción de proteínas sino que también sea valorada por los servicios ecosistémicos que provienen de ella”, afirmaron.
El establecimiento integra la red de Ovis21 cuyo director, Pablo Borrelli, quein expresó que “me parece promisorio que vayan a ver La Emma como ejemplo de ganadería regenerativa y que gente con tanto poder de decisión se interiorice sobre esta forma de producir. Este contacto es muy bueno y ojalá se refleje en términos de compromiso, apoyo, visibilidad y políticas públicas”.
Durante el almuerzo (y también durante todo el evento) hubo una sucesión de íconos de la argentinidad en homenaje al director general de la FAO, donde estuvieron presentes el asado, el clasiquísimo postre “de vigilante” y hasta pastelitos de membrillo y batata. Eso sí: la innovación fue la entrada ya que en lugar del conocido y robusto chorizo de cerdo se sirvió una delgada pero deliciosa salchicha de cabra y una vanguardista (y hasta quizás polémica) morcilla extradulce. También hubo empanadas y picada.
Después del bandoneonista y de las parejas que bailaron tango y milonga, QU Dongyu se acercó al micrófono. Con una amplia sonrisa y traductora de por medio, luego de los saludos de rigor nos señaló su cabello rizado y se ganó al público presente al decir: “En mi país no es muy común tener rulos, así que a mí me dicen que me parezco a Maradona”. Mientras el público estallaba en aplausos y de la mano del buen ánimo reinante, agregó: “Es nuestro deber proteger la naturaleza para las generaciones futuras. Por eso debemos tener en cuenta dos cosas clave como lo son la humanidad y la solidaridad; con estas dos herramientas podemos superar todos los retos que debamos enfrentar. Llevo conmigo la bandera del Hambre Cero, esa es la misión de mi vida. Invito a que trabajemos juntos para lograrlo”.