La paralización de las exportaciones agroindustriales por parte de Ucrania está generando un trastorno en los flujos programados de abastecimiento de materias primas agrícolas, dado que el país invadido por Rusia es el primer exportador mundial de aceite de girasol, el tercer exportador de trigo y el cuarto de maíz.
La aplicación Marine Traffic, que muestra en tiempo real la ubicación de los buques de cargas sólidas (color verde) y tanqueros (rojo), refleja que el área de influencia de los principales puertos ucranianos está virtualmente desierta.
Las operaciones en los principales puertos ucranianos –Nikolaev, Chornomorsk, Dnipro, Odessa, Kherson y Yuzhniy– se encuentra interrumpida por el gobierno de esa nación al no poder garantizar la seguridad de los buques ingresantes a las terminales ante los ataques misilísticos perpetrados por fuerzas militares rusas.
Se trata de una región del mundo que es fundamental para abastecer a muchas naciones importadoras de cereales y aceites vegetales, las cuales ahora deben buscar nuevos proveedores de manera urgente en un contexto global de escasez de suministros.
El aspecto más crítico recae sobre el trigo, dado que las exportaciones del cereal ruso –país que es el primer exportador mundial del producto– se encuentran comprometidas luego de que se dispusiera el congelamiento de activos de entidades bancarias y corporaciones rusas en EE.UU. y la Unión Europea, además de no permitir operaciones financieras a empresas rusas a través de la plataforma internacional SWIFT.
En el actual contexto, las cotizaciones internacionales de trigo prácticamente no tienen techo, lo que obligadamente termina arrastrando al alza también al maíz, dado que una buena parte del trigo producido en el hemisferio norte se emplea como recurso forrajero.
El hecho de que Argentina, un gran exportador de trigo que acaba de terminar de levantar su cosecha, aplique cuotas de exportación para restringir los embarques del cereal no ayuda por cierto a calmar la situación presente en el mercado internacional.
Adicionalmente, como Rusia también es (o era) el primer exportador mundial de petróleo, las restricciones para comercializar el commodity energético están catapultando el valor del mismo en los principales mercados internacionales, lo que deriva en un incremento sustancial de los aceites vegetales, dado que los mismos se emplean en muchas naciones para fabricar biocombustibles.