Ahora sí. Según fuentes bien informadas, es inminente la convalidación por parte del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) de una solicitud del Ministerio de la Producción de Corrientes que pide el fin de la obligación de erradicar las garrapatas en determinadas zonas del sur de esa provincia. Desde hace décadas que a esa importante zona ganadera se le exige un costoso esfuerzo adicional para frenar esa enfermedad, sin ningún resultado concreto.
Luego de un dictamen de la COPROSA (Comisión Provincial de Sanidad Animal), el Ministerio de la Producción provincial solicitó al Senasa que se modifiquen los límites de la actual zona de erradicación obligatoria.
La propuesta iba en la misma línea de la flexibilización pedida hace poco para el movimiento de ganado a faena dentro de la provincia, para eximir de la obligación de que los animales sean trasladados limpios de garrapatas, algo que resultaba muy contradictorio con la política para limitar los residuos de acaricidas y otros medicamentos en carnes destinadas tanto al consumo como a la exportación.
Ver La rebelión correntina da sus primeros frutos: Flexibilizan los controles contra la garrapata
Aunque la rezonificación todavía no es oficial pues falta la publicación de la correspondiente resolución del Senasa, en los hechos ya se está avisando a los productores de esa zona sobre el cambio de estatus sanitario, que incluirá a todo el departamento de Goya, a parte de Esquina y a la localidad de Perugorría, que pertenece al departamento de Curuzú Cuatiá.
Incluso hay técnicos del Senasa participando junto al Ministerio de la Producción, al ente provincial que gestiona la lucha, al INTA y a la Facultad de Veterinaria de la Universidad del Noreste (UNNE) en charlas que empezaron por Perugorría y Goya. En estas acciones se trata de aconsejar a los ganaderos sobre la manera de minimizar los riesgos del cambio de estrategia.
Sucede que la peor herencia que deja la obligación de erradicar es la pérdida de inmunidad natural del ganado, ya que el mismo tenía “prohibido” conocer garrapatas.
Los impulsores de esta histórica flexibilización de una lucha sanitaria que consumió varias décadas sin ningún resultado argumentan que esa inmunidad que tenían los bovinos de la zona “era la mejor forma de convivir con el medio, sin los costos en químicos, horas hombre y sufrimiento del ganado” que suponen los planes de erradicación.
A un alto costo económico y operativo, los vacunos de Goya y zonas aledañas debían ser tratados alrededor de 14 veces al año, sin que nadie creyera realmente en la posibilidad de alcanzar la meta de liquidar para siempre las garrapatas. Pero a pesar de ello, hasta hace pocos días se seguía persiguiendo a los ganaderos con multas e interdicciones si se hallaba el bicho en los campos.
“Todo el mundo sabe que hay garrapatas casi en el 100% de los establecimientos”, se quejaba un ganadero. Todavía hasta hoy, mientras no salga la nueva resolución, es formalmente obligatorio “erradicar” las garrapatas. y por eso, todos los campos del sur de Corrientes deberían estar castigados por no haber eliminado al parásito luego de cinco décadas de campaña.
La lucha contra este plan sanitario viene de larga data. Incluso en 2016 Bichos de Campo dedicó un programa a analizar el asunto y entrevistó a Javier Azpiroz, ex presidente de la sociedad rural de Goya.
El cambio en la zonificación no abarcará todavía a todo el sur provincial y se limitará a todo el departamento de Goya, a una franja de Esquina y otra del noroeste de Curuzú Cuatiá, con la localidad de Perugorría como referencia. Los ganaderos de esas zonas fueron los más revoltosos y vehementes en reclamar el fin de tan ridícula obligación.
La campaña de erradicación en Corrientes había empezado alrededor de 1965. Al principio se alcanzaron algunos éxitos, solo en campos del sudeste provincial, donde predominan praderas de pastos cortos y hay pocos montes. Pero tal logro no pudo sostenerse y hoy la reinfección sería total.
Además, entre los éxitos declamados de esta lucha sanitaria hubo algunos que no fueron tales. En muchas ocasiones se declararon como”limpios” de garrapata campos y zonas que permanecían infectadas.
Ver Choque de culturas en Paraná: Las “viejas” Fundaciones contra el “nuevo” Senasa
Esto también ocurrió en Entre Ríos, donde amplias zonas del norte y noroeste provincial se dieron por saneadas cuando no lo estaban. De cualquier manera, erradicar es difícil, pero no tanto como sostener ese estatus de “zona limpia” o “Indemne” , cuando la región es favorable para la garrapata.
Los expertos consideran que si en Entre Ríos la infección disminuye a medida que bajamos de norte a sur, esto se debe más que nada a que las temperaturas se van haciendo más moderadas con la latitud. Sin embargo surgen constantemente focos, incluso a la altura de Paraná, Concordia y también más al sur.
Para los “revoltosos” de Perugorría (que incluso crearon una sociedda rural allí para alzar esta bandera), el cambio de actitud de Corrientes es una muestra de realismo, pero solo parcial, pues los beneficios de la flexibilización se limitan a un área importante pero restringida. La obligación de erradicar se mantiene en otras zonas donde también hay mucho monte y pajonal, como en los departamentos de Sauce, Esquina e incluso parte de la propia Perugorría.
Como no parece que tenga demasiado sentido mantener el viejo paradigma de “erradicar” la garrapata, excepto a nivel de predio si el productor pretende independientemente mantenerse libre del insecto, ya existe presión de los ganaderos para extender el nuevo status a otras zonas. Esto podría suceder en marzo de 2020, cuando debe volver a auditarse la marcha de la erradicación y probablemente sus resultados sean tan decepcionantes como ya fueron en 2017.