Los datos finales sobre la campaña 2018/19 para el segundo cultivo en importancia de la Argentina, el maíz, resultaron ejemplificadores para quienes proponen -al calor de la disputa electoral- que el campo debe ser penalizado nuevamente con altas retenciones. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires aportó números para mostrar que, liberados de tanta presión impositiva, los productores de este cereal respondieron con crecer, aportando una cosecha récord y muchísimos más millones de dólares al balance comercial.
Dice la Bolsa de Cereales en este balance que la cadena maicera aportó al Producto Bruto Interno (PBI) un 42,47% más que en la anterior campaña, al alcanzar la cosecha un valor de 10.400 millones de dólares. Claro que la campaña anterior la 2017/18, la oferta cayó dramáticamente por una intensa sequía. La comparación correcta entonces resulta ser contra el ciclo 2016/17, cuando la cadena del maíz inyectó al PBI unos 9.100 millones.
Con lluvias normales, la cosecha del cereal con destino comercial (la Bolsa no toma en cuenta el grano que queda en chacra para autoconsumo, como sí hace el Ministerio de Agricultura) llegó al récord de 48 millones de toneladas. Esto es un 51,4% más que el promedio de los últimos cinco años. Es decir, la oferta de maíz explotó luego del cambio de las reglas de juego para el negocio que se produjo en este periodo de gobierno. En la gestión de Cristina Kirchner, el maíz tributaba 20% de retenciones y debía exportarse con permisos de exportación discrecionales (los ROE Verde). Con Mauricio Macri esas trabas se eliminaron y el tributo exportador se redujo a 0%. Luego, en agosto de 2018, volvió a subir a 9/10% (4 pesos por dólar), pero este retroceso tuvo poco impacto en la última siembra.
El balance de la Bolsa aporta un cuadro importante para entender por qué los productores se volcaron masivamente a hacer maíz en estos años de bajas retenciones. Las cuentas fueron muy favorables justamente porque (sin tanta presión fiscal) se necesitó menos grano para comprar los insumos necesarios para producirlo. Por ejemplo, con 6 quintales de maíz esta última campaña se compraron 100 litros de gasoil, cuando en los últimos años del kirchnerismo se precisaban 10 quintales.
Las retenciones actúan desdoblando el precio del grano sobre el cual se aplican. Hay un precio internacional y hay un precio local, más barato según sea el porcentaje del tributo aduanero. Sin retenciones esa brecha desaparece y entonces los productores tienen una mayor capacidad de compra de sus insumos. Es lo que sucedió con el maíz estos años.
La Bolsa explicó que con un 50% más de oferta de maíz, y como el mercado domestico absorbe solamente unas 16 millones de toneladas, crecieron mucho las exportaciones. La cadena de maíz exportó por la friolera de 6.600 millones de dólares, lo que significó un incremento de más de 1.000 millones respecto a la campaña anterior y de 300 millones más que en la 2016/17, que fue la última campaña climaticamente normal.
Respecto a la recaudación, el informe de la Bolsa asegura que creció un 50% al totalizar 2.400 millones de dólares a pesar de la quita de retenciones, ya que el mayor volumen productivo se habría traducido en ingresos por otros impuestos.