A los “veintis”, Tommy Fogg estaba fascinado con los caballos de polo y pasaba mucho tiempo entre ellos: estar en el campo y andar entre animales era el mejor panorama del mundo. Cuando tuvo su primer hijo (tiene 5 en total) la situación empezó a cambiar un poco y comprendió dos cosas: que querer transformar el hobby en negocio era difícil porque el ambiente era bastante cerrado y que convivir con caballos podía resultar peligroso para los chicos.
“Yo soy consignatario de hacienda, trabajo mucho fuera de casa y quería un negocio que pudiera incorporar a mis hijos, que los entusiasmara, que les despertara el amor por el campo”, explica este productor y cabañero de la raza Hampshire Down y de huevos de gallinas en libertad ubicado en Gualeguaychú.
Más allá de su proyecto propio, Fogg considera que en el sur de Entre Ríos el sector ovino está en su mejor momento gracias al trabajo fuerte que están haciendo las cabañas y que se ha reflejado en las últimas exposiciones, tanto en las diferentes razas como en el hecho de que ha aumentado el stock de ganado ovino y la cantidad de unidades productivas.
En cuanto a números, la Provincia posee 630.000 cabezas (4% del rodeo nacional) y hay 13.000 productores con majadas registradas. A nivel nacional el consumo es de 1,5 kilos de carne por habitante por año (a nivel provincial no hay todavía datos certeros).
Desde las sociedades rurales de la zona han realizado un pedido al Gobierno para eliminar el costo de obtener la señal (que es una inversión alta para un productor chico) y simplificar el tema de los trámites para así tener a todos los productores en regla, que se estima que son el doble de esos 13 mil registrados. Por ahora han logrado que desde el gobierno provincial se envíe un proyecto de ley del que apunta a concretar el pedido.
“En 2018 desde la Sociedad Rural de Gualeguaychú iniciamos un ciclo de charlas para los productores yendo a cada pueblo para asegurarnos de que vinieran”, cuenta, “porque veíamos que el 95% de los productores de la zona tenía menos de 100 cabezas con lo cual entendíamos que le iba a costar moverse hasta las ciudades, así que junto al INTA y a la Agencia de Desarrollo de Gualeguaychú dimos capacitaciones e información sobre Ley Ovina”.
Además, hace poco lanzaron una diplomatura con la Universidad de Lomas de Zamora (con quien ya tenían un convenio por otras actividades) que dura 6 meses y la puede tomar cualquier productor. Es arancelada pero se han otorgado becas.
En relación a los problemas que atraviesan los productores de la zona, Fogg destaca que “son los mismos de todo el país”: depredadores naturales como zorros, perros asilvestrados, caranchos y, sobre todo, que no existe todavía una cadena de comercialización.
“Hoy en nuestra zona tenemos un frigorífico pero faltan los otros eslabones de la cadena comercial, aunque entendemos que está en vías de armado así que creemos que el sector va a dar un salto muy grande”, dice con entusiasmo. “La idea es tener carne ovina en las góndolas, ese es nuestro objetivo final y para eso nos falta armar los eslabones, como los puntos de venta (carnicerías que trabajen con ovinos) y también que haya recriadores, engordadores o compradores de gordos, o sea que no solo sea alguien que produce y faena”.
“Esperemos que los productores se acostumbren a vender a través del frigorífico. Es un proceso de concientización porque el trabajo formal es el futuro, dado que así puede llegar a distintos puntos de venta de todo el país, respetando todas las reglamentaciones”, reflexiona. “De esta forma, los productores van a poder tener más animales porque el volumen de la demanda será mayor”.
En la zona preponderan las razas carniceras como Hampshire Down, Texel, y varias majadas que antiguamente eran de base Corriedale y hoy están cruzadas con las carniceras. También hay algunas cabañas de Romney Marsh, que es de doble propósito (carne y lana). Tambos hay muy pocos y la leche se usa para elaborar quesos y otros subproductos. La producción ovina hoy es 100% a pasto, porque la oveja se cría en campos naturales.
“Desde la Sociedad Rural y junto a los productores más involucrados creemos que es una producción que viene avanzando, que los números económicos son buenos y que compiten con cualquier otra actividad rural”, asevera Fogg. “Sí es cierto que requiere mucho trabajo pero es una producción que sigue el camino que hizo el cerdo hace unos años donde vamos a migrar del consumo aislado al consumo de carne ovina trozada disponible en supermercados y carnicerías. Es un cambio de hábito”.