Luego de un proceso de negociación, en el cual participaron empresarios del sector y funcionarios provinciales, el equipo económico del gobierno de Javier Milei reconfiguró el proyecto de “Ley Ómnibus” referido a la promoción de biocombustibles.
En síntesis, el modelo propuesto es similar al vigente en Brasil, que consiste en establecer cupos mínimos obligatorios de mezcla de bioetanol con nafta y de biodiésel con gasoil, los cuales son completados por medio de licitaciones públicas en las que diferentes empresas compiten de manera transparente.
Ese mecanismo, que permite que el biocombustible destinado a los cortes obligatorios sea provisto al menor precio posible por las empresas más eficientes de cada sector, se instrumentó desde el “día uno” en Brasil, un país en el cual –vale recordar– el sector cañero y etanolero creció a fuerza de subsidios estatales provistos durante décadas.
Sin embargo, ese no fue el caso de la Argentina, donde el régimen de promoción creado en 2006 consistió en la asignación discrecional de cupos y la determinación del precio de venta por parte del Estado. En ese marco, era previsible que la transición propuesta por el gobierno nacional generase rispideces entre aquellos que consideran que perderán derechos adquiridos con el nuevo régimen.
Para dar cabida a los diferentes reclamos, pero sin perder la meta original de la iniciativa, la última versión del proyecto legislativo oficial –que ya está en la Cámara de Diputados listo para ser tratado– contempla parte de los requerimientos realizados, aunque el gobierno se reserva, por decirlo de alguna manera, el derecho de “veto”.
La iniciativa propone una mezcla obligatoria mínima del 12,5% de biodiésel con gasoil en la región Central, Cuyo, NOA y NEA, mientras que en la Patagonia será del 10% “hasta tanto se solucionen cuestiones técnicas y/o de infraestructura”.De todas maneras, el primer año en todo el territorio, menos la Patagonia, el corte será de hasta un 10%, pasará al 11% en 2025 y recién en 2026 se instrumentará en un 12,5%.
En el caso del biodiésel, se establece que “la adjudicación respetará que para cada año calendario la relación entre la producción real propia y a façón, y la capacidad instalada del conjunto de empresas que producen materia prima (empresas integradas), sea igual a la del conjunto de las restantes empresas elaboradoras, debiéndose verificar a tal efecto la composición societaria de las empresas participantes de cada grupo empresario, conforme lo establezca la reglamentación”.
Ese párrafo, críptico y redactado de manera confusa, parece indicar que, al momento de lanzar una licitación, se hará alguna distinción entre grandes industrias aceiteras que elaboran su propio aceite de soja y, en la misma planta, lo procesan para fabricar el biocombustible, respecta de las pequeñas y medianas empresas que compran aceite de soja, en algunos casos con un flete que debe recorrer grandes distancias, para elaborar biodiésel con una escala muy baja.
Pero un tramo del párrafo no deja lugar a dudas: el que señala que se verificará la composición accionaria de las empresas participantes al momento de realizar la licitación. Eso no es para nada casual porque, considerando el cupo asignado en octubre de 2023 por la Secretaría de Energía (último dato oficial disponible), dos grupos empresarios recibieron el 42,5% del total del mismo.
Se trata del grupo bahiense Bojanich, integrado por Juan Carlos Bojanich y sus tres hijos, quienes controlan las empresas elaboradoras de biodiésel Biobahía SA, Bio Ramallo SA, Biobin SA, Biocorbas SA, Refinabio SA y Biobal Energy SA. Cuatro de esas empresas incluso están en una misma ubicación: Ramallo, Buenos Aires.
El otro grupo es Essential Energy Holding, perteneciente a las familias Pucciariello y Bolzán, que gestionan las firmas Bio Nogoyá SA, Héctor A. Bolzán y Cía SRL, Establecimiento El Albardón SA y Rosario Bioenergy SA.
El régimen de promoción de biocombustibles creado en 2006 incentivó en su momento la creación de pequeñas y medianas plantas elaboradoras de biodiésel en muchas zonas de la región central argentina, las cuales prosperaron gracias a la asignación de cupos otorgados por los sucesivos funcionarios que ocuparon la Secretaría de Energía de la Nación.
Como el proyecto del actual gobierno determina que ningún grupo empresario podrá recibir más del 14% del total del volumen correspondiente a cada licitación, entonces que muy factible que ambos grupos (Bojanich y Essential Energy) resulten perjudicados, dado que poseer múltiples plantas de baja escala para poder acceder a los cupos asignados ya no será una ventaja con el cambio normativo.
Además se aclara en la propuesta que “las empresas elaboradoras de biocombustibles, sin distinción de materia prima de origen, ni de su condición de integradas o no integradas, ni de su composición societaria, tendrán derecho a participar en los mercados de producción y suministro de biocombustibles tanto para el mercado interno como para el de exportación”.
Es decir: las pequeñas y medianas firmas que forman parte de un mismo conglomerado no sólo serán consideradas un solo grupo empresario al momento de adjudicar cupos, sino que además tendrán que competir con grandes industrias aceiteras que trabajan en base a eficiencias propias de la economía de escala.
En lo que respecta al bioetanol, se determina un corte obligatorio con nafta del 12% con la posibilidad de incrementarlo hasta un 15% en el término de dos años.
“A partir del 15% de mezcla o corte obligatorio de bioetanol en naftas de origen fósil y no antes de tres años de la entrada en vigencia de la presente ley, la autoridad de aplicación (Secretaría de Energía) propondrá al Congreso aumentos progresivos de porcentaje de mezcla o corte obligatorio hasta alcanzar un porcentaje entre el 18% y el 27%”, señala la propuesta.
El proyecto indica que “hasta el 31 de diciembre de 2030 el abastecimiento de los volúmenes periódicos de bioetanol a base de caña de azúcar se realizará respetándose el volumen anual promedio del período 2021-2023. Esta medida regirá para las empresas productoras de bioetanol a partir de caña de azúcar habilitadas al 31 de diciembre de 2023”.
Este párrafo se incluyó a pedido del sector azucarero, que teme perder licitación tras licitación en manos de las fábricas elaboradoras de etanol maicero.
Sin embargo, teniendo en cuenta experiencias recientes, el texto aclara que “en caso de incumplimiento en el abastecimiento conforme los volúmenes adjudicados, la autoridad de aplicación o quien ésta determine podrá revocar la adjudicación efectuada, conforme lo establezca la reglamentación a la presente ley”.
Este párrafo está dedicado también al sector azucarero, que en algunas oportunidades, cuando el precio del azúcar resultó más conveniente que el de bioetanol, abandonó la obligación de entregar el cupo asignado de bioetanol para dedicarse al negocio original. Si eso vuelve a suceder, la empresa puede ahora perder el volumen adjudicado y, posiblemente también, ser penalizada en nuevas licitaciones.
Un aspecto importante, tanto para el biodiésel como para el bioetanol, es que, si bien la propuesta garantiza que no habilitará la importación de biocombustibles por el término de 18 años, establece que cuando “los precios adjudicados superen los precios internacionales de importación, calculados conforme índice internacionalmente reconocidos, los vendedores de biocombustibles deberán vender al precio de importación vigente en cada momento”.
No se trata de una cuestión menor, especialmente en el caso del bioetanol, porque implica que la Secretaría de Agricultura calculará regularmente la paridad de importación para determinar si la misma es menor que el precio ofrecido por las industrias argentinas. Si tal es el caso, entonces las fábricas locales deberán ajustar el precio de venta al de la paridad de importación. Y vale recordar que Argentina es vecina de un gigante elaborador y exportador de bioetanol como Brasil.
Un engaña pichanga total. Tan gracioso como decir que no se va a importar, pero el precio a cobrar en el mercado interno tendrá un limite del precio de importacion jajaja. Es infantil el planteo o hay que mandarlos al cole a estudiar matematica.. Si las naftas también tuvieran ese limite, capaz que sonaría razonable. Pero sino es así, los obligan a venderles biocombustibles a las petroleras a un precio bajo limitado por ley, y ellas mezclarlos y venderlos en surtidor al precio que tengan ganas.
Quien los asesora, Drácula?
Perdón…..!! Pero…cual es el gran misterio?? Recién se enteran q el plástico es un combustible!!??? Ya lo hizo un ex profesor d física con una Ford Falcon rural hace 2 años!! Y paso la receta!! Jajaja
Uds lo votaron. Les sube retenciines, les abre importanciones, inventa impuestos….aguantenlo uds. Aristocratas de cotillon!!!!
Hago Diesel y nafta del plástico y aceite de motor lo saco de un solo proceso única tecnología en Argentina wsp 3585162320