En los distintos pabellones que le dan vida a la Exposición Ganadera de Palermo siempre afloran las historias de productores aguerridos. Uno de esos relatos tiene como protagonista a Ernesto “Tito” Ayling, uno de los dos productores bovinos que llegó a la gran ciudad desde la pequeña comuna rural de Aldea Beleiro, en la provincia de Chubut. Pero ese no es el único título que detenta: además de ganadería logró diversificar el trabajo familiar y hacer producción de cerezas y de vid, consiguiendo tener así el viñedo más austral del país.
“Yo soy cuarta generación de productores. Mi bisabuelo compró el campo en 1928 y de ahí la familia inició con la producción ovina en la provincia. Teníamos raza Corridale y en la época de mi padre migramos al Merino, aunque mantuvimos algo de lo anterior. Hace 50 años incorporamos los primeros Hereford y 20 años atrás nos sumamos a la cría de Angus”, dijo a Bichos de Campo Ernesto Ayling.
Con el paso de los años y el mejoramiento genético que la empresa logró en sus rodeos, los Ayling inauguraron la cabaña Media Luna. Su establecimiento ganadero hoy ya cuenta con 10.000 cabezas de ovinos y 300 vientres de bovinos entre ambas razas, distribuidas en una superficie de 12.000 hectáreas.
“Dentro de cada raza siempre intentamos hacer lo mejor posible, de empezar a trabajar en la genética, de darle un valor agregado a lo que tenemos. Creemos que debemos trabajar en la excelencia de cada una de las razas que criamos”, afirmó el ganadero que además se desempeña como director del Distrito 13 de la Sociedad Rural Argentina, que incluye a las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut.
En el caso de los bovinos la actividad estuvo enfocada siempre a obtener reproductores distinguidos. En lo que respecta a la producción ovina, la familia se especializó en la producción de lana por sobre la de carne. Aún así, como le ocurre a una importante cantidad de productores ganaderos, los números dejaron de cerrar y Ayling apuntó a la diversificación de la producción en Media Luna, que se extendió por sobre la cabañera.
El primer paso fue introducirse en el sector de las frutas finas, particularmente el de las cerezas.
“Mi madre impulsó el proyecto. Las hacemos en un campo de 100 hectáreas que compramos. Al principio lo hacíamos para exportación junto a una cooperativa local. Las enviábamos por avión. Pero la logística y los tiempos no eran tan precisos y la cereza dura poco tiempo fresca. Por eso optamos por abocarnos al mercado local. Producimos alrededor de 10.000 kilos por año”, relató el chubutense.
Luego, dos años atrás, la empresa dio un paso más y colocó las primeras vides, que hoy se transformaron en el viñedo más austral de la Argentina.
“La idea es ir haciendo un proceso de ampliación año a año para ir aprendiendo y ver cómo funciona. El objetivo es llegar a las 10 hectáreas totales, a razón de dos por año, y lograr elaborar el vino ahí mismo”, señaló Ayling. Las variedades implantadas hasta el momento son Pinot Noir, Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Pinot Gris y Merlot.
-Teniendo en cuenta la situación económica y productiva que atraviesan muchos campos en el sur del país, ¿considerás que diversificar la producción es una de las estrategias para evitar que cierren?
-Yo soy un convencido de que hay que diversificar. Tal vez me siento privilegiado porque tengo una zona en la que puedo hacerlo. Estamos en un pequeño valle bajo riego que nos permite esto. Sé que no es lo que ocurre en el común de los campos de la Patagonia. La producción ganadera en el sur está pasando por un momento complejo. Hay mucha gente que ha dejado su campo por una pérdida de rentabilidad. Volver a que esos campos produzcan requiere de una inversión enorme que sin financiamiento a largo plazo es realmente complejo hacerlo. La rentabilidad es difícil e incluso convivís con predadores. A eso hay que sumarle las extensiones de tierra y los costos que supone producir allí. Nosotros por suerte tenemos la posibilidad de tener otras opciones, de diversificar el riesgo.
Ayling ejemplificó con el caso de la venta de lana, cuyos ingresos son muy estacionales y deben ser repartidos durante todo el año.
-¿Qué es lo que los trae a la Expo de Palermo casi como únicos representantes provinciales?
-Trajimos bovinos que es lo que mayor mercado tiene. En esta búsqueda de la excelencia en la genética me parece que este es el mayor lugar al que podemos venir. Que una cabaña de Chubut esté aquí presente habla muy bien de la raza y del trabajo que se está haciendo en toda la Patagonia en torno a la genética bovina. Los dos que vinimos somos de la misma localidad. Es un esfuerzo grande.
Hay que remarcar en este caso particular que por venir de una zona que no es libre de fiebre aftosa sin vacunación, los productores que traen a sus animales desde el sur deben tenerlos en cuarentena por un periodo que puede superar las tres semanas. Además, para resguardar la situación sanitaria, una vez finalizada la muestra no pueden regresarlos a sus provincias de origen por lo que deben rematarlos, relocalizarlos o faenarlos.
-Es un costo traerlos pero a la vez es una forma de visibilizar lo que ustedes hacen en el sur.
-Exactamente. En mi caso tengo la posibilidad de tener un campo acá, en General Belgrano, en donde puedo dejar a los animales. O los vendo o los dejo en ese campo, pero no los puedo regresar. Yo sé que los pierdo de mi rodeo base. Aún así creo que este es el marco donde mejor se muestra al público todo lo que uno hace.
-¿Crees que la misión con la que tu bisabuelo levantó esta empresa se mantiene o el objetivo familiar cambió?
-El objetivo sigue siendo producir de la mejor forma aquello que se esté haciendo, con la mayor dedicación posible. Siempre mis abuelos vivieron en el campo, yo nací en el campo, estudié allí. Es un lugar muy especial. Yo me metí en la excelencia y en diversificar y se cumplió.
-¿Tenés algún proyecto más en mente?
-Ahora también empezamos con un pequeño emprendimiento de caballos. Para nosotros el caballo es además una herramienta de trabajo, es como nuestro compañero de trabajo. Siempre los utilizamos y apuntamos a tener el mejor rodeo posible criado y adaptado al clima de allá.