La resolución del conflicto entre China y Australia relativo a la comercialización de cebada se extenderá por otro mes más y existe incertidumbre sobre cómo podría finalizar.
El pasado 11 de abril la canciller australiana Penny Wong informó que había iniciado negociaciones con el gobierno chino para intentar finalizar con el bloqueo comercial aplicado por la nación asiática a la cebada australiana.
En 2020 el primer ministro australiano, Scott Morisson, decidió alinearse con el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, para solicitar –junto a otras naciones– que se realizara una investigación científica internacional sobre los orígenes del Covid-19 en territorio chino.
El gobierno de Xi Jinping, al considerar que ese pedido implicaba una intromisión en los asuntos internos de China, procedió a aplicar represalias comerciales contra Australia, una de las cuales consistió en implementar derechos antidumping del 73,6% más un arancel adicional del 6,9% a las importaciones australianas de cebada.
Ante tal restricción, los importadores chinos debieron buscar fuentes alternativas de cebada en naciones como Argentina y Francia, a pesar de que, por cuestiones logísticas, el proveedor natural de ese producto es Australia, que desde entonces tiene que malvender su producción en destinos como Arabia Saudita o Jordania, que emplea ese recurso para alimentar camellos.
Esa situación provocó una suba considerable de los valores FOB de la cebada forrajera en la Argentina, algo que, al trasladarse a los precios FAS, impulsó un interés creciente en el cultivo.
Pero desde abril pasado, luego del anuncio oficial realizado por Australia, los valores FOB de la cebada de los proveedores alternativos –como es el caso de la Argentina– comenzaron a descender fuerte ante la proyección de una resolución del conflicto entre Australia y China.
En el anuncio realizado el pasado 11 de abril se indicó que Australia acordaba suspender un reclamo formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) si el gobierno chino removía el bloqueo comercial “durante un período de tres meses, que puede extenderse a un cuarto si es necesario”.
El período de tres meses se cumplió esta semana y la única novedad al respecto fue un escueto comunicado de Penny Wong en el cual comenta que se reunió con Wang Yi, director de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Partido Comunista Chino, para tener una “discusión constructiva sobre la relación bilateral y el valor del diálogo continuo bajo nuestra asociación estratégica integral”.
“Reiteré la posición de Australia sobre una variedad de temas, incluidos los impedimentos comerciales, los casos consulares, los derechos humanos y Hong Kong”, señala el comunicado oficial que no dice una sola palabra sobre cebada.
Si bien queda un mes más para resolver el problema diplomático, en Australia los integrantes de la red comercial perciben que la cuestión no huele bien y, en ese marco, los precios internos de la cebada en ese mercado registraron una baja considerable en los últimos días.
Si en un mes más China mantiene el bloqueo comercial para la cebada australiana, el gobierno de esa nación retomará la denuncia presentada ante la OMC para que sea ese organismo el que resuelva el tema, algo que por cierto, puede tardar varios años.
China es, por lejos, el principal importador mundial de cebada con compras previstas de 7,80 millones de toneladas en 2023/24 sobre un total global de 27,1 millones, según datos del USDA. Mucho más atrás están Arabia Saudita e Irán con 4,10 y 2,50 millones respectivamente.