En la Mesa Nacional del Trigo, que se realizó este viernes en la localidad cordobesa de Leones, la capital nacional de ese cultivo, el flamante titular del Instituto Nacional de Semillas (INASE), Obdulio San Martín, reveló las cifras finales de la cosecha 2021/22 del polémico trigo transgénico HB4: finalmente se trillaron 52.755 hectáreas en todo el país, distribuidas en 372 lotes. De allí se obtuvieron 124.188 toneladas.
El rendimiento promedio, tomando estas dos variables, fue decididamente bajo, de 23,5 quintales por hectárea. Cuando Bichos de Campo anticipó resultados previos, de todos modos, fuentes de la empresa que desarrolló el evento, la argentina Bioceres, explicaron que la manera correcta de comparar los resultados productivos del HB4 no es contra la cosecha general sino contra los lotes convencionales testigos sembrados en las mismas zonas. En rigor, en Leones uno de los referentes de la compañía indicó a este medio que en ciertas áreas estratégicas eran del 40% a favor del cereal modificado.
El HB4 es un evento transgénico de desarrollo nacional que se introdujo tanto en una variedad de soja como en este trigo para otorgar a esos cultivos mayor resistencia ante la sequía. En ambos casos, su siembra fue aprobada, pero condicionada a que sean también estas tecnologías aprobadas en los principales mercados argentinos, que son China en el caso de la oleaginosa y Brasil en el caso del cereal. Esto no a sucedido, salvo a medias en el vecino país, que aprobó la harina de trigo HB4 pero no el cultivo.
La situación despertó polémica porque sin esa aprobación, y con el rechazo anticipado de los molinos brasileños, también la cadena triguera local -que aquí en Leones volvió a debatir sobre este tema- se puso en contra de Bioceres, objetando no la tecnología per se sino el potencial peligro que una filtración de este trigo OGM (o una contaminación del trigo convencional) pudiera provocar problemas en los mercados internacionales.
El problema es que con el evento a medio aprobar, Bioceres ya lleva dos campañas sembrando esta variedad. En la primera de ellas, a través de convenios con productores de varias provincias (sobre todo enrolados en AAPRESID) se sembraron unas 6.000 hectéreas, como para tener una oferta de semillas disponible. Pero las luces de alerta de todo el sector se encendieron recién en este ciclo 2021/22, cuando se implantaron casi 53.000 toneladas. O más precisamente, 52.959 hectáreas. Hubo 200 hectáreas que no se cosecharon. Finalmente la producción fue de 124.188 toneladas que han sido embolsadas y están siendo celosamente custodiadas, según la promesa oficial. Alcanzan para llenar tres barcos completos con trigo.
La precisión quirúrgica sobre la siembra se debió a la intervención, justamente, del INASE. El organismo descentralizado del Ministerio de Agricultura intervino implementando un programa de monitoreo intenso sobre los 372 lotes sembrados para llevar tranquilidad al resto de los actores de la cadena y para evitar esa potencial fuga que sería dramática para el mercado del cereal.
El organismo publicó en su página web el informe final sobre este operativo, que involucró a 44 agentes del INASE que realizaron un total de 372 inspecciones. Este es el resumen:
trigo_hb4_15_febrero
Durante la Mesa Nacional del Trigo, que agrupa a todos los actores del negocio, San Martín explicó que a pesar de que él acaba de asumir en el organismo, cuando llegó al cargo encontró al INASE “abocado por completo” a controlar los lotes sembrados con HB4, tal como el ministro Julián Domínguez había prometido a los sectores que mostraron preocupación. “No matemos el dato”, pidió sobre los pobres resultados productivos del cultivo registrados por el Instituto.
De todos modos, el representante de la Federación de Acopiadores, Daniel Aseff, volvió a reclamar a viva voz que la empresa Bioceres se haga cargo del costo de los análisis que hagan falta para certificar que no hubo fugas, y eventualmente también asuma el costo de la pérdida de mercados si esto sucede.
Gabriel Bellinzon, un productor cordobés que integra AAPRESID que incluso llegó a sembrar esa variedad de trigo en la campaña anterior, pidió no demonizar la tecnología. Y recomendó no tomar conclusiones apresuradas respecto de los resultados productivos de esta campaña (según la auditoría hecha por el INASE) porque no se trata de un cultivo modificado para rendir mucho sino para asegurar un piso de producción en caso de un escenario de estrés hídrico o sequía.