Las señales que va dando el gobierno no son para nada alentadoras para el sector agropecuario. La última medida que tuvo fuerte repercusión pública fue el cierre de exportaciones de carne vacuna, pero en realidad se venían acumulando decisiones negativas desde el arranque de la gestión de Alberto Fernández, que incluyen la suba de derechos de exportaciones, la paralización de las exportaciones de trigo y maíz, y el efecto dañino en el bolsillo de los productores que causa el desdoblamiento cambiario.
“Lo que hay es una crisis de expectativas para cualquiera que quiera ser empresario o tener un comercio en argentina”, resumió el consultor especializado en agro Teo Zorraquín, de la firma Zorraquín-Meneses.
Y agregó: “Podríamos andar en sexta a fondo y vamos en tercera sorteando los baches y claramente restringiendo procesos de crecimiento que podría ser muy virtuosos para la Argentina y muy necesario en un país que tiene una economía mediocre y mucha pobreza”.
Zorraquín enumeró diferentes los factores que generan esta crisis de expectativas y que suman incertidumbre al negocio agropecuario. Citó la discusión respecto de si la gestión de la Hidrovía del río Paraná debe quedar en manos de privados o del Estado. También las iniciativas oficiales con contra del sector de los biocombustibles, que pretenden limitar el uso en el mercado interno para beneficiar a las petroleras.
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-¿Por qué te parece que el gobierno actúa así?
-Debe haber un coctel. Una causa es la ignorancia, otra posiblemente es ideología, porque parte del gobierno que quedó resentido de la Resolución 125 (que desató un conflicto fuerte en 2008). Hay también motivos electorales porque piensan que si atacan al campo van a conseguir más votos. Todo esto es como ver una película que se sabe cómo termina. Hoy el ministro de Economía (por Martín Guzmán) lo sabe, porque no van a bajar el precio de la carne por la inflación, pero va a terminar generando un daño a los ganaderos y eso va a generar enojo y mucha pérdida de rentabilidad.
En este contexto, Zorraquín explicó que hay productores que vienen de una buena cosecha y sin deudas y que apuestan por una estrategia más ofensiva, que buscan redoblar la apuesta y no descapitalizarse. Pero advirtió que hay otros que no tienen esa posibilidad y que adoptan actitudes más defensivas y por lo tanto “reducen inversiones, tecnología, el empleo y eso genera el círculo de la pobreza”.
Afirmó, de todos modos, que “creo que estamos a tiempo que las malas señales se reviertan”.
El analista dijo que nota que entre los productores “hay tensiones, son crecientes y tienen que ver con que uno pone la mejilla una y otra vez. Pero la paciencia se agota y dentro de los canales democráticos el derecho a protesta está. Todos los empresarios con los que hablamos dicen que parte el tiempo va a estar dedicado a defendernos contra políticas que son equivocadas”.