El relevamiento de precios del IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna) da cuenta de una caída leve en los precios de la carne vacuna. Después de la fuerte demanda que se dio en las primeras dos semanas de la cuarentena, cuando la población salió a llenar el freezer, vino la calma derivada del recorte en el poder de compra de la gente.
Si bien se fueron liberando actividades con el paso de los días, el consumo interno cayó, pues el salario pierde por goleada contra la inflación, los restaurantes siguen cerrados al igual que los hoteles y no hay eventos que pidan cátering. Con el consumo hogareño no alcanza para sostener los precios de la carne, aunque hay que destacar que todo lo que se le tira lo absorbe, aunque ajustando por precio.
El informe del IPCVA dice que “desde el inicio de la cuarentena, el precio promedio de la carne vacuna correspondiente a la medición realizada entre el 4 y el 8 de mayo fue de 387 pesos, representando una baja del 2,3% con respecto a los precios registrados en la semana del 20 al 24 de abril y una merma del 1,3% con respecto al valor promedio de todo el mes de abril. Algunos productos mostraron bajas más significativas, como la carne picada, el bife ancho y la tapa de nalga”.
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Esa caída en el precio final de la carne significa menos poder de compra del frigorífico, que a su vez tuvo una marcada reducción en el ingreso por la venta de los subproductos. El kilo de cuero ni siquiera tiene cotización y hay serios problemas con el retiro de las plantas de faena, que deben asumir el costo del salado. Por eso están cobrando entre 6 y 8 pesos por kilo producido a los usuarios. De un novillito de 380 kilos se obtienen 225 kilos de carne, lo que significa que el matarife debe dejar 1.800 pesos por animal faenado suponiendo un rinde de 59%.
Por otro lado, la exportación todavía no tracciona como se quisiera. Los consignatarios dicen que hay más pedidos y a mejores precios de parte de los importadores europeos, pero todavía es incipiente la reactivación y va al ritmo de la salida de la cuarentena.
China también activo sus compras, pero sabe que la demanda mundial está floja y tampoco es normal la vida social en diferentes zonas de ese país, lo que afecta al consumo. Por eso paga valores de 4.200/4.500 dólares la tonelada, bien por debajo de los precios del último trimestre del 2019.
Desde FIFRA, la cámara de frigoríficos regionales, mostraron preocupación por la situación. Dicen que el sector cárnico necesita recomponer ingresos, que la faena de abril fue alta en el computo mensual pero fue más baja en la medición diaria. Se procesaron 1,2 millones de animales en todo el ciclo, pero como hubo 22 días hábiles la faena diaria fue menor y los costos entonces mayores. Más si se tiene en cuenta que hubo actualización salarial en los últimos meses y que a su vez cayó el valor de los subproductos.
Mientras los eslabones del sector privado de la cadena se reparten las migajas que deja la crisis, el Estado se queda con el 30% del ingreso vía impuestos, según la última medición de FADA, la fundación con asiento en Río Cuarto.
Desde FIFRA consideran que la caída en el ingreso afecta también a los productores: “El ajuste de precios de la carne y esa suba de costos se trasladó al precio de la hacienda en mayor medida que al precio de venta al público”, dijeron.
Daniel Urcía, titular de la entidad, explicó: “Todo este cuadro de situación termina perjudicando a los eslabones productivos, al ganadero que asume el riesgo productivo y que no obtiene la recompensa correspondiente sino que sufre el traslado de los problemas internos al precio de la hacienda. Pero también al sector frigorífico”.
El referente industrial dijo que es necesario “recomponer los ingresos de la cadena”. Hay que tener en cuenta que el precio de la hacienda tuvo una mejora interanual promedio del 40%, bien por debajo de la inflación, y que en las últimas semanas vino bajando el precio de la vaca de la mano de los menores precios que paga China.
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En línea con esta postura se manifestó el Rosgan, el mercado ganadero de Rosario: “Por el lado de la hacienda, especialmente el consumo liviano, muestra una caída en los valores comparado con los niveles pagados dos meses atrás, previo al inicio de la cuarentena. Si tomamos como referencia el valor del novillito de 300 a 390 kilos en Liniers vemos una caída de hasta un 5%, pasando de promedios de 105 pesos a mediados de marzo a los 100 pesos actuales”
Los analistas del Rosgan dicen que los mayores costos industriales se trasladaron “en mayor proporción al precio de la hacienda que al precio de la carne al mostrador”, porque el consumo más no puede pagar. Luego agregan que “en un contexto de costos crecientes, una desaceleración económica y una mayor dependencia –al menos transitoria- del consumo doméstico, la cadena de ganados y carnes por algún lado debe ajustar. Hasta el momento, pareciera ser que el eslabón más debilitado dentro de la cadena es el feedlot, en lo que debiera ser uno de los períodos de mayor actividad estacional”.