Los tamberos uruguayos cobran ya el doble que sus pares argentinos a pesar de encontrarse –Río de la Plata de por medio– a unos pocos kilómetros de distancia.
Los datos oficiales (Inale) del pasado mes de noviembre indican que el precio promedio de la leche en Uruguay se ubicó en 0,41 dólar por litro, al tiempo que índice de poder de compra de las empresas lecheras –que mide la evolución del precio respecto de los costos para un tambo promedio– se mantuvo constante en el último año.
Es decir: el precio de la leche subió mucho, sí, pero para acompañar el crecimiento sustancial de los costos de producción registrados en el último año. De todas maneras, el poder de comprar actual de los tambos orientales es superior al presente entre los años 2018 y 2020.
En la Argentina, en tanto, el precio promedio de la leche a nivel nacional, según datos oficiales (Siglea), fue en noviembre de 61,5 pesos argentinos por litro, valor que –medido a tipo de cambio real– equivale a 0,20 dólar por litro según el dólar MEP (331,6 $/u$s).
El impacto de ese desfasaje no es sencillo de estimar porque, a diferencia de la situación uruguaya, el perfil de las empresas tamberas argentinas es bastante más complejo y abarca diferentes matices entre planteos muy pastoriles hasta otros ultraintensivos.
En lo que respecta al costo de fitosanitarios, fertilizantes y semillas forrajeras, los mismos cotizan a tipo de cambio oficial (183 $/u$s), aunque las empresas experimentan crecientes dificultades para que el gobierno habilite divisas destinadas a importaciones.
Diferentes es el caso de los equipos, piezas y repuestos que emplean los tambos, una actividad que –vale recordar– es muy dependiente de una gran variedad de herramientas tecnológicas. Como tales productos no suelen tener prioridad al momento de solicitar divisas para importaciones, buena parte de los mismos son ingresados con dólares propios de las empresas, es decir, con una cotización “contado con liquidación” (actualmente en 346,1 $/u$s).
Por tal motivo, el bajo valor de la leche en “dólar billete” no es gratuito en términos de eficiencia y especialmente en un escenario de sequía que afecta de manera significativa la disponibilidad de recursos forrajeros.