Podría decirse que la afición por la tecnología existe en la familia Valls desde tiempos analógicos. Fue la revista estadounidense Mecánica Popular –Popular Mechanics-, dedicada a la ciencia y tecnología, la que nutrió por años a la familia de los más recientes desarrollos internacionales. Y fue esa misma publicación la que en 1949 les presentó una oportunidad de negocio única: la implementación de alambrados eléctricos en la ganadería argentina.
Hablar hoy del uso de electrificadores en el campo no reviste de ninguna novedad, sin embargo en la década de 1950 era una rareza. Hasta ese entonces solo se venía aplicando en el manejo de rodeos lecheros en Nueva Zelanda, por lo que los Valls -Don Juan Valls (1896-1972) junto a su hijo Juan Luis “Don Tito” (1927-2012)- decidieron apostar a la espera del mejor resultado.
Ya llevan 73 años de fabricación de eléctricos sin interrupción, tiempo en el que lograron posicionar a su marca “Picana” como una de las más elegidas del mercado, e instalarla además en países como Paraguay, Bolivia, Chile, Costa Rica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Venezuela e Irlanda. Puede afirmarse que el éxito fue total.
“Valls como compañía siempre tuvo su principal negocio en los electrificadores. Yo soy cuarta generación de Valls y hoy ya estamos trabajando en la ampliación del portfolio, innovando, porque creemos que tenemos que llegar a productos con mayor agregado tecnológico”, dijo a Bichos de Campo Gustavo Valls, el actual director comercial de la empresa.
-Ustedes vinculan sus productos con el desarrollo sustentable. ¿Por qué tenemos que olvidarnos del alambrado de metal y apostar por los eléctricos? ¿Qué beneficios suponen para la ganadería?
-El alambrado eléctrico es una tecnología que hace más de 50 años se usa en los campos argentinos. Muchas veces no es bien utilizado, o se emplea a partir de productos ineficientes por propio desconocimiento del productor. Desde Valls estamos comprometidos con una ganadería sustentable basada en una producción pastoril, y para realizar eficientemente eso se debe utilizar como herramienta básica el cerco eléctrico, porque es el que permite el mejor aprovechamiento de las pasturas. Es una herramienta que da muchas prestaciones y beneficios económicos, y a su vez está comprobado que la ganadería pastoril capta carbono. En una época donde la ganadería está discutida en el mundo por los ecologistas, este tipo de manejo viene a desterrar mitos y creemos firmemente que es el futuro.
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Dado que uno de los mayores desafíos de la empresa está en seguir promocionando un producto que ya está ampliamente instalado en el sector, el más joven de los Valls apuesta a tecnificarlo aún más.
“Estamos presentando una herramienta que innova respecto al boyero tradicional que conoce el productor y que solo larga pulsos eléctricos. Hoy la nueva línea de Picana, que es nuestra marca insignia, le brinda al usuario mayor información respecto al estado de su cerco y su batería, además de ser más resistentes a las descargas atmosféricas que se producen. La idea es darle al mercado y al usuario productos que permitan acompañar esta evolución que está teniendo la ganadería”, afirmó el director comercial.
-¿Por qué creés que este es el camino?
-Nosotros somos una pyme familiar. Si no evolucionás, terminás muriendo como compañía, Siempre dijimos que había que acompañar la evolución pero lo veíamos un poco más alejado, y la verdad es que ahora que salimos a ver lo que está sucediendo en los campos y a hablar con productores, la necesidad es tener datos y una tecnología más eficiente y controlada. Más aún teniendo en cuenta que es un reclamo del consumidor el querer saber de dónde viene lo que está consumiendo. El electrificador de alambrados es una tecnología básica que cualquier ganadero debería tener su campo. Después de eso viene la balanza electrónica, la caravana electrónica, etc.
-Lo básico para cualquier productor que quiera hacer las cosas bien es esto.
-Lo básico. Si nosotros no aprovechamos lo que la naturaleza nos da en cuanto a pasturas naturales o implantadas, si no lo racionamos de la mejor manera utilizando estas herramientas tecnológicas básicas, es difícil que un campo pueda ser eficiente.
-No puedo no hacerte esta pregunta. ¿De dónde viene el nombre Picana? Porque justamente es lo que no se quiere usar más en la ganadería y la relación es graciosa.
-Muchos años atrás fue nombrado en el Martín Fierro. Hoy es un genérico el producto y el campo le llama la picana a su electrificador. “Se me rompió la picana, hay que comprar una picana”. Ya era una herramienta que el productor usaba para arrear los bueyes y en 1949 mi abuelo y bisabuelo hicieron el primer modelo. Obviamente hoy estamos en un camino de desterrar ese mito de la picana porque no hablamos de algo agresivo para el animal. Al contrario. Es algo que te permite ser más eficiente y amigable con el medio ambiente. Será nuestra marca siempre.
ME GUSTO LA NOTA A GUSTAVO VALLS
Hoy que tengo la oportunidad quiero le hagan llegar a la empresa Walls la inquietud que me quedó hace alrededor de 10 años de haberla leído, de una experiencia realizada en Inglaterra con un electrificador de alambrado que reportaba la información cuando un animal identificado con caravana y chips cruzaba la cerca y el lugar por dónde había escapado.. Sería muy interesante poder desarrollar y disponer de un equipo con esas características. Muchas gracias y adelante!