El clima está pegando duro sobre la producción agropecuaria. La falta de lluvias ya redujo los rindes del trigo en el centro norte del país y por eso la cosecha se calcula ahora en 16,5 millones de toneladas contra las 21/22 millones estimadas en el inicio de la campaña. Por la seca se redujo además la superficie con girasol y también impacta en cultivos regionales como el algodón y el arroz. En ganadería, las reservas se están agotando en varias provincias del norte.
Si bien en estos días hay precipitaciones de variada intensidad en diferentes regiones del área central, las proyecciones para el verano no son buenas. El meteorólogo Leo de Benedictis destacó que se esperan lluvias entre “50 a 60% de los que debería llover en el verano”, y esto en un contexto de déficit en los meses previos.
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Desde diciembre a febrero, según este pronóstico, “lloverá menos de los promedios históricos en el litoral, gran parte de la provincia de Buenos Aires, especialmente en el centro y norte de esa provincia, y también en el este de Córdoba. Es decir, estamos hablando la mayor zona de producción de la Argentina”, dijo el especialista. El resto del país se acercaría a los promedios, indicó.
De Benedictis dijo que hasta ahora “tuvimos varios episodios (de lluvias y tormentas) pero no fueron recurrentes ni generalizados. Hubo algunos a fines de octubre y el que estamos transitando ahora, que producirá lluvias en centro y norte del país. pero seguimos con esa perspectiva de lluvias aisladas en zonas y tiempo” para los meses próximos.
El climatólogo destacó que desde septiembre, que es cuando se comienzan a considerar las precipitaciones para el ciclo agrícola, “en algunos casos llovió solo el 30%” de lo que debería haber debería haber caído en circunstancias normales.