Marcelo Gianoli no sólo es productor ganadero de Ayacucho, en el centro oeste de Buenos Aires, sino también un incansable luchador contra los tantísimos casos de abigeato o faena clandestina que flagelan hace años nada más ni menos que a “la capital nacional del ternero”. En ese partido tan ganadero, recién el año pasado lograron conformar un comité de crisis con el municipio para tratar la problemática de la inseguridad rural. Para muchos productores fue tarde, porque debido a tanta inseguridad se cansaron y dejaron de producir.
“Los productores pequeños fueron siempre los más afectados por las faenas clandestinas, y de hecho, cuatro de ellos tuvieron que dejar de producir. A un productor con 22 años de actividad le robaron el equivalente a dos camiones jaulas”, contó Gianoli a Bichos de Campo.
“Si uno mira los alrededores de Ayacucho, podrá ver un fuerte desarraigo. Muchos dejaron de producir y no quieren seguir en la ruralidad, no sólo por los hechos de abigeato sino también por los asaltos. En 2017 tuvimos tres casos violentos de tortura”, agregó Gianoli.
Mirá la entrevista completa realizada a Marcelo Gianoli:
El comité de crisis dio, según Gianoli, “buenos resultados”.
“En el Gobierno anterior se trabajó bastante bien y pretendemos, con algún grado de preocupación, que se siga en la linea de trabajo, al menos desde los comandos de prevención rural, donde se dio un trabajo conjunto, porque participa el intendente, su jefe de Gabinete, el director de Producción, el presidente de las entidades agropecuarias y productores del sector Chacras, dentro del cual estoy yo”, describió.
El productor afirmó que en Ayacucho “el pico delictivo se dio en 2015, con 146 casos de abigeato. En 2013-2014, eran más los productores afectados con menor cantidad de casos. En 2017 se produjo una mutación en la forma del delito, concentrándose en menor cantidad de productores, con lo cual el grado de afectación se volvió mayor”.
Para ejemplificar este daño, Gianoli declaró que “a un productor le faenaban de 6 a 8 terneros en un mismo hecho, y lo que es más grave es que todo se circunscribía a un radio de 2,5 kilómetros del pueblo”.
Gracias al trabajo coordinado entre diversos sectores hubo progresos, pero relativos. “Luego de que en 2015 tuviéramos 146 casos de abigeato, con los años bajaron los casos. Por ejemplo, en 2017 tuvimos 56, en 2018 unos 45 y en 2019 tuvimos 54 casos, pero no porque se hubiera trabajado mejor para bajar los índices delictivos, sino por las inundaciones que tuvimos. Todavía los delincuentes no se movían en bote. Nada más que por eso no tuvimos más casos, porque ni siquiera nosotros podíamos acceder al campo”, ironizó nuestro entrevistado.
Para Gianoli, “la Justicia tiene gran parte (de responsabilidad) en todo esto, porque muchas veces se juntaban elementos y nunca alcanzaban para producir los allanamientos”.
-¿Y la carne robada dónde termina?
-Mucha de la carne robada iba hacia la costa atlántica, a Ostende- respondió Gianoli, dando cuenta de que había toda una organización detrás de estas carneadas.
-¿Y cómo se resuelve el tema de la inseguridad?
-Es necesario que los productores se agrupen y se organicen. Yo tuve que encabezar muchas movidas a la misma explanada municipal con ayuda de medios locales y nacionales para poner en el tapete este tema, y eso hizo que se pudiese implementar un sistema más organizado. De hecho, hubo un cambio de la policía rural local y regional, y un trabajo mancomunado.
Acerca del reciente recorte de delegaciones de la Patrulla Rural que hizo el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, quitándole autonomía operativa en media docena de distritos, Gianoli declaró que una policía generalista no sirve para enfrentar el delito rural. Por ejemplo, marcó,”no se conoce cómo se maneja en los caminos rurales”.
“Es absurdo pensar que una patrulla comunal haga el trabajo de una patrulla rural. Hago un llamado a que el doctor Berni nos visite y vea el trabajo que se hizo en lo local. Le dije en persona que veía con gran preocupación un desguace de la policía rural. Espero que esta inquietud se traslade en una ratificación de las patrullas rurales. Y agrego algo: el combustible de las patrullas rurales, en el caso de Ayacucho, salió de los productores”, remarcó.