La semana fue trágica para el precio internacional de los principales productos agrícolas porque muchos administradores de fondos de inversión especulativos siguieron liquidando posiciones ante la incertidumbre generada por las crecientes tensiones geopolíticas entre EE.UU. y China.
¿Y esta semana? Pues, la cosa se puso peor. Si bien los fundamentos intrínsecos del mercado agrícola son alcistas porque la oferta hace tiempo que no logra seguir el ritmo de la demanda global –fenómeno que se agravó con el conflicto ruso-ucraniano–, el hecho del potencial advenimiento de una “guerra comercial” entre China y EE.UU. obligaría a reconfigurar completamente los flujos comerciales de materias primas.
En ese marco, hoy martes –luego del feriado de ayer en EE.UU. por el Día de la Independencia– los valores de los futuros de casi todos los commodities registraron importantes caídas respecto de los valores negociados el viernes pasado.
El viceprimer ministro chino Liu He mantuvo en la mañana de hoy martes una videoconferencia con la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, con el propósito de intentar calmar los ánimos que vienen agigantando las tensiones entre ambas potencias en las últimas semanas.
Sin embargo, los acontecimiento de un conflicto geopolítico de grandes proporciones siguen su curso. Mientras que en el Congreso de EE.UU. avanza un proyecto para prohibir que empresas o particulares chinos puedan adquirir tierra de uso agropecuario en EE.UU., los legisladores republicanos Elise Stefanik y Rick Crawford presentaron otra iniciativa orientada a impedir que capitales chinos puedan comprar empresas del ámbito agroindustrial en ese país.
Citando un reciente informe de la Comisión Especial de Asuntos Económicos y de Seguridad Chino-Estadounidenses, que indica que los intereses de la nación asiática representan una amenaza para EE.UU. al adquirir tierras y empresas agroindustriales de ese país, los legisladores pretenden “que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) participe plenamente en la revisión de la adquisición de empresas estadounidenses por parte de nuestros adversarios extranjeros que puedan afectar a nuestra sector agropecuario”.
El fenómeno bajista, al estar motivado por el pánico y encontrarse fundamentado en un factor de orden geopolítico, es prácticamente imposible de predecir en lo que respecta a su evolución futura, lo que hace aún más incierto el panorama de precios.