Este viernes finaliza el cese de comercialización de hacienda dispuesto por la Comisión de Enlace Agropecuaria –que tuvo plena aceptación en todo el territorio nacional– y el gobierno nacional tiene la firme decisión de mantener el cierre de exportaciones de carne vacuna.
A diferencia de lo que sucede en los demás sectores agroindustriales –como puede ser el caso del aceitero, molinero y avícola–, en el sector cárnico vacuno los principales funcionarios del gobierno de Alberto Fernández siguen sin comprender la dinámica del funcionamiento de la actividad y eso impide que puedan entender quiénes son y qué poder de influencia tienen los múltiples interlocutores del sector.
Los primeros pasos, en ese sentido, consistieron en negociar con el sector exportador, el cual, a cambio de restricciones orientadas a dificultar la viabilidad del negocio de los matarifes, se comprometió a colocar una cierta cantidad de cortes bovinos en el mercado interno a precios subsidiados.
Cuando comprendieron el limitado alcance de esa negociación, los funcionarios del gobierno optaron por cerrar las exportaciones de cortes que no se consumen en el mercado interno y sumar nuevos actores a la mesa de negociación –frigoríficos consumeros y matarifes–, pero éstos son tantos y están tan desagregados regionalmente que los funcionarios del gobierno de Alberto Fernández, acostumbrados a “bajar” órdenes en una estructura de mando vertical, se marean con facilidad.
La desorientación presente en el núcleo duro del gobierno argentino quedó en evidencia con las declaraciones realizadas por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en lo que respecta a la cuestión cárnica.
“La negociación por el precio de la carne es sencilla. Ya hace tiempo veníamos generando diálogo con el sector exportador para buscar un precio adecuado que se estacione en las posibilidades de los ingresos que tienen las familias argentinas”, aseguró Cafiero en una entrevista concedida a Radio 10.
Pero Cafiero juzgó insuficientes tales negociaciones porque “el precio de la carne venía creciendo indebidamente y entonces la decisión que tomó el presidente fue cerrar las exportaciones y esperar ahí sí que el sector exportador traiga una propuesta para resolver una ecuación que es muy sencilla, que haya exportación, que mejore la calidad exportadora (sic), que generen ingresos genuinos de divisas, que es muy valorable, pero no a costa de poner en crisis la mesa de los argentinos y alimentación de nuestra gente. Lo que necesitamos es que el sector traiga una propuesta y que sea contundente”.
Pero, nuevamente, el sector exportador está muy lejos de poder ser un interlocutor válido para las pretensiones de “comando automático” de la lógica gubernamental, dado que, por ejemplo, los principales diez frigoríficos argentinos representan un 18,8% del total de la faena realizada en el primer cuatrimestre del año en un sector que tuvo en el período a 3616 operadores, 2475 de los cuales faenaron menos de 300 cabezas en los primeros cuatro meses de 2021. Adicionalmente, la mayor parte de lo que vienen faenando los frigoríficos exportadores en los últimos años son vacas para elaborar cortes que no se consumen en el mercado interno.
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El jefe de Gabinete indicó –mostrando lo poco que conoce del tema– que el cese de comercialización de hacienda se hizo “con intenciones políticas del sector agropecuario; nosotros con los que venimos trabajando son con los que realmente tienen la participación en la exportación y en el mercado cárnico; los otros están haciendo política”.
El propio presidente, por su parte, ratificó el razonamiento de Cafiero al afirmar que no está dispuesto a dar marcha atrás con la medida hasta que no bajen los precios de la hacienda. “Yo lo que quisiera es que los formadores de precios se den cuenta de que los argentinos no tienen porqué pagar la carne al mismo precio que se paga afuera”, manifestó el presidente sin advertir que el mercado cárnico bovino es, en términos de teoría económica, un mercado de “competencia perfecta” en el cual ninguno de los miles de participantes tiene poder suficiente para imponerle un precio de compraventa a otro.
Los integrantes de la Comisión de Enlace, Daniel Pelegrina (SRA), Jorge Chemes (CRA) Carlos Iannizzotto ( Coninagro) y Carlos Achetoni (FAA), prevén entonces que tendrán que extender la medida de fuerza si los principales funcionarios del gobierno siguen sin comprender la dinámica del asunto e insisten en cerrar el mercado exportador con el propósito de deprimir el valor de la hacienda liviana que no se destina a mercados externos.