¿Cambiar hectáreas de bosques o de cultivos en siembra directa con rotaciones “siempre verdes” por deuda con el Fondo Monetario Internacional? Eso mismo es lo que propuso hoy el presidente argentino Alberto Fernández al exponer durante la apertura del evento virtual de la Cumbre Latinoamericana sobre Cambio Climático.
“Necesitamos aplicar la emisión de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional a un gran pacto de solidaridad ambiental, que incluya esencialmente a países de bajos ingresos y renta media, y que sirva para extender los plazos y para atender los pagos del endeudamiento y la aplicación de menores tasas bajo las actuales circunstancias de estrés sanitario y ecológico”, indicó el presidente argentino desde el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada.
“Admito que lo menciono desde la Argentina, un país particularmente afectado por un endeudamiento tóxico y depredador, pero también tiene sentido para el resto de los países que han aumentado su exposición de deuda durante la pandemia”, reconoció Fernández. Argentina, con un monto del orden del 50.000 millones de dólares, es el país con mayor deuda ante el FMI.
“Los canjes de deuda por acción climática, los mecanismos de pagos por servicios ecosistémicos y el concepto de deuda ambiental, y de la categoría de acreedores ambientales que ostentan los países menos desarrollados, son otras claves para la salida de la actual crisis”, propuso Fernández.
Si bien no detalló cuáles son los servicios ecosistémicos prestados por la Argentina, entre los mismos se incluyen los brindados tanto por bosques naturales como por los sistemas agrícolas en siembra directa que mantienen plena cobertura del suelo en las rotaciones, una tecnología en la cual el país tiene liderazgo a nivel global.
“La República Argentina ha decidido poner a la acción climática y ambiental en el centro de sus prioridades; es prioridad de este gobierno. Formalizaremos en la próxima Conferencia de cambio Climático (COP) de Glasgow (a realizarse en noviembre próximo) un incremento del 2% en la ambición de nuestra contribución que determinamos nacionalmente, lo que resulta en un compromiso del 27,7% superior al presentado en 2016.
La Contribución Nacionalmente Determinada (NDC por su sigla en inglés) por el Estado argentino en 2016 planteaba para el año 2030 no exceder la emisión neta de 483 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2eq) a través de la implementación de una serie de medidas en todos los sectores de la economía, aunque con foco en energía, agro, bosques, transporte, industria y residuos. Pero en diciembre de 2020 Alberto Fernández anunció que esa meta para 2030 sería ahora es de 360 millones de toneladas para alcanzar la situación de carbono neutral en 2050, lo que implica asumir metas mucho más exigentes en ese sentido.
Para lograr eso, Fernández dijo que “elaboramos el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al cambio climático, junto con las provincias y actores de toda la sociedad; además pusimos en marcha una mesa de transición para la promoción de las energías renovables, y el desarrollo de un complejo productor y exportador de energías limpias y de bajas emisiones, basada en el hidrógeno”.
“También promovemos la adopción de tecnologías para la reducción de emisiones de metano y otros contaminantes; el transporte sostenible es otra de nuestras prioridades para reducir las emisiones, impulsando la eficiencia y la electrificación; también adoptaremos medidas profundas para erradicar la deforestación ilegal, tipificándola como delito ambiental; nosotros fortalecemos los sistemas de información climática y meteorológica, y la implementación de medidas de reducción de vulnerabilidad en las comunidades, la infraestructura y los sistemas productivos, con el fin de proteger a los más pobres ante los eventos climáticos extremos”, manifestó.
Será el 29 de julio: Falta muy poco para que llegue el Día de Cinismo Ambiental