“Necesito una certificación que avale lo que ya sé”.
“Busco un mejor futuro para mis hijos”.
“Me quiero comprar la casa”.
Son las 2 de la tarde un sábado muy soleado en Tres Lomas, Buenos Aires. Está por empezar una capacitación que busca potenciar las oportunidades de unos 40 jóvenes de la región, algunos de los cuales fueron entrevistados para esta nota y dijeron las frases con las que arranca este texto. Hay cierto nerviosismo en el ambiente y una pregunta flota entre todos nosotros: ¿servirá esto realmente? ¿Vale la pena estar acá sentados con lo lindo que está afuera?
La capacitación, que se extiende por varios meses, se enfoca en brindar herramientas tanto técnicas como laborales/sociales, con una mirada puesta en el desarrollo integral de los participantes y su inserción en el mercado laboral agropecuario. Todo esto es producto del trabajo entre la Municipalidad y la Sociedad Rural de Tres Lomas, CREA y la Fundación Encender de La Pampa, que se unieron para realizar esta capacitación focalizada en el manejo de tractores y pulverizadoras. Y, también, en las habilidades sociales, que van desde algo tan básico (pero hoy no tan básico) como sacarse la gorra durante al entrar a un lugar, hasta ser puntual o no distraerse con el celular durante una entrevista.
Luis Vedoya pertenece a la fundación Encender. Es profesor en Ciencias de la Educación y “maestro jardinero”, como se presenta para romper el hielo (y lo logra, ya que es inevitable la sonrisa de todos cuando lo dice desde su más de metro ochenta). Es el encargado de arrancar la capacitación, toma al vuelo esa pregunta que flota en el aire y la pronuncia con todas las letras: “¿Por qué están acá un sábado a la tarde cuando podrían estar jugando a la pelota o durmiendo las siesta?” Corre un murmullo por la sala y unas risitas. Bien baqueano en esto de hablarles a jóvenes, Bedoya sabe cómo captar la atención y mantenerla. No vuela una mosca en la sala.
Un elemento distintivo de esta capacitación es la asignación de mentores a cada alumno, quienes los acompañarán a lo largo del proceso formativo, brindándoles guía y apoyo personalizado. Esto es clave porque tiene que ver con aprender a organizarse, cumplir horarios, formalidades y dedicarle tiempo al aprendizaje, todo lo cual garantiza que los alumnos terminen con éxito el programa. La capacitación cuenta con el aval académico de la Universidad Nacional de La Pampa, lo que le otorga un valor agregado en términos de reconocimiento y calidad educativa.
“Es esencial que tanto los asistentes como los mentores fijen en sus mentes el objetivo por el que están en este curso; buscamos una respuesta profunda no solamente la respuesta fácil de ´estoy para para capacitarme´, por eso arranco con eso la charla”, enfatiza Vedoya. “Se busca esa respuesta que sale de muy adentro, que hace que cada uno tenga grabado su objetivo y lo cumpla, porque la capacitación dura varios meses y requiere un alto compromiso de los chicos”.
Rápidamente los jóvenes se van soltando, se animan a hablar y participan cada vez más de las actividades que les proponen en la charla. Al principio estaban muy tímidos, con un poco de vergüenza y se aferraban a los termos, como si el hecho de tomar mate los tornara invisibles. Pero luego de los chistes del profe empezaron a reírse y se fueron animando a contar lo que les pasa, a dar sus opiniones. La transformación ocurre en pocos minutos y es maravillosa.
Este tipo de charla y de capacitación integral, donde las habilidades sociales son tan importantes como las técnicas, tiene que ver con la esencia de la Fundación, que debe su nombre a su misión de “encender el fuego del propósito” en las personas, fomentando la proactividad y la claridad de objetivos para alcanzar el éxito profesional. Vedoya, con experiencia en el trabajo con jóvenes, destaca la importancia de generar un ambiente de aprendizaje significativo y su compromiso personal con el progreso de los participantes. “Si veo que alguien se aburre siento que fallé, por eso le pongo tanta pasión a estas clases”.
Luego de una hora y media de alta intensidad, se hace un corte para tomar un café y comer algo rico. Es el momento de conocer un poco más de los alumnos. Uno de ellos es José, de 22 años, quien busca ampliar sus conocimientos en el manejo de pulverizadoras para acceder a mejores oportunidades laborales en el sector: “Trabajo como encargado en un campo pero quiero cambiar, tener un mejor trabajo, ganar más”.
Por su lado, otros participantes, como Florencia, Milagros y Ariel, ven en esta capacitación una vía para mejorar su situación económica y construir un futuro más estable. “Vengo a buscar una certificación que avale los conocimientos que hice trabajando en el campo, porque desde los 11 años que ando subida al tractor”, cuenta Milagros. “Yo vengo en busca de un mejor futuro para mis hijos, para que tengan la oportunidad que yo no tuve”, resume Florencia y de esta declaración se hacen eco otras chicas.
Al cabo de quince minutos exactos, todos vuelven a sus bancos para seguir con esta primera clase que parece una “charla” pero en realidad está sentando las bases para que todo el conocimiento que venga después tenga de dónde agarrarse. Porque es tan importante conocer a fondo el manejo de una pulverizadora como ser responsable con los horarios, conductas y modales al momento de conseguir y mantener un trabajo. Porque ofertas laborales hay, pero hay que tener las habilidades para conseguirlas.
“Uno de los objetivos principales de mi área es la vinculación entre personas y empresas, una tarea fundamental que da resultados rápido y que tiene costo cero, ya que lo único que necesita es dedicarle tiempo y estar atento a las oportunidades”, resume con entusiasmo, explica Joaquín Gastañaga, director de Producción de Tres Lomas y artífice de todo esto. “Algo muy común en el interior es que hay personas que están buscando un trabajo y a la vez hay Pymes que están buscando gente, pero que muchas veces no encuentran personal y por eso limitan su crecimiento. Entonces nosotros funcionamos como nexo entre ambas demandas y para beneficio mutuo y de toda la comunidad”.
Para Gastañaga la iniciativa representa una oportunidad de crecimiento para los jóvenes y para las empresas de la región, con un costo operativo mínimo. “Esta capacitación es una acción concreta para abordar esta necesidad, invirtiendo en el desarrollo de las capacidades de los jóvenes y fortaleciendo el capital humano del sector agropecuario de Tres Lomas”, subraya. “Hay entusiasmo en los chicos, en los mentores y en todos los que estamos en esto porque es algo concreto con resultados visibles”.