Hablar de producción frutícola en el Alto Valle es, desde hace varios años, hablar de crisis. Con costos que duplican el precio que se obtiene por la fruta, la desaparición de hectáreas cultivadas, así como la reconversión de chacras a otras actividades, se ha vuelto moneda corriente.
Eso es lo que un grupo de productores fue a señalar a la Exposición Rural de Palermo, con la esperanza de conseguir mayor atención que la que obtienen de sus propias autoridades provinciales. Caso contrario, adelantaron que podrían volver los tractorazos.
“El panorama es que vendemos a 200 pesos el kilo y nos cuesta 400 hacer un kilo de fruta. Esa es la situación de quebranto que vive el pequeño y mediano productor. Venimos a la rural porque es un lugar en donde todo el mundo mira el campo, y la fruticultura también es el campo”, dijo a Bichos de Campo Carlos Carrascós, productor autoconvocado de Río Negro.
Mirá la nota completa acá:
“Estamos pidiendo que la política se ponga la fruticultura al hombro. Necesitamos que las economías regionales tengan verdaderos representantes. A nosotros no nos digan que tenemos que esperar, no podemos esperar más. La situación es de quebranto hoy”, indicó a continuación.
En esta línea, Horacio Pierdominici, de la Cámara de Productores de Cipoletti, señaló que los fruticultores esperan desde hace dos años una reunión con el gobernador, y que la Federación que debería representarlos muestra una actitud “pasiva”.
“A nivel nacional no tenemos interlocutores, pero nosotros estamos dentro de argentina. El campo votó a este gobierno con mucha esperanza, no nos pueden fallar. Nosotros lo único que queremos es seguir trabajando, no hacernos millonarios en un año. El Valle se hizo con manzana y pera hace 100 años. Que hoy haya petróleo, que haya gas, es circunstancial. Hay una desocupación tremenda y no es que no haya trabajo. No tenemos plata para hacer trabajo”, afirmó Pierdominici a Bichos de Campo.
El reclamo principal gira en torno a los altos costos, que para los productores son un problema pendiente de solución desde la década de 1990.
“No bajaron nunca los costos, y no es algo que dependa de los ciudadanos. Depende de las políticas que haga el gobierno. O aumentamos el precio que recibimos por la fruta o bajan todos los costos. Nosotros no podemos ajustar en ningún lado más. Si no se acomoda la política, Argentina va a terminar con 4 empresas muy grandes, y el resto vamos a tener que vivir de la limosna”, lamentó Carrascós.
Según detallaron, de los casi 10 mil productores que había en el Valle, hoy quedan en actividad nada más que 750, cifra que se achica año tras año. En esto, los fruticultores fueron tajantes: “Durante 20 años, cada 3 días se fundió un productor”. Eso vino acompañado de una reducción en la cantidad de fruta producida, que pasó de 2 millones de toneladas a finales de los 90, a 1 millón en el último tiempo.
“Más eficiente que un pequeño y menor productor no existe. Casi con nada hace peras y manzanas. Nosotros no tenemos una visión de la gran empresa y todos empleados, tenemos una visión de la pequeña y mediana producción. Hay que hacer un plan general para la fruticultura donde la política se la tiene que poner al hombro. Sin eso, con libre mercado, la fruticultura desaparece del valle”, remarcó Carrascós.
Y sentenció: “Si no hay solución, habrá tractorazo. En todos lados, donde se pueda”.