En medio de una sequía que comenzó en la primavera pasada y de las heladas más fuertes desde 2013, el sector limonero consolidó sus ventas en Estados Unidos con un aumento interanual de las exportaciones de casi un 45%. A pesar de haber producido 350.000 toneladas menos que en 2019, el balance de comercio exterior resultó positivo y la meta ahora es multiplicar por veinte (sí, por viente) los envíos a China.
La producción global de este año llegó a 1,5 millones de toneladas, de las cuales 1.100.000 se destinaron a procesos industriales y 254.000 a la exportación de fruta fresca. El mercado interno recibió 145.000 toneladas. La facturación fue de aproximadamente 650 millones de dólares, de los cuales 242 millones provinieron de la exportación.
Si bien Rusia continúa en el primer puesto de los compradores individuales, importando este año 57.000 toneladas de limones argentinos, Estados Unidos achicó distancias al adquirir 34.000 toneladas contra las 23.500 de 2019. Eso significó un aumento de casi el 45% respecto del año pasado con un ingreso de 33 millones de dólares.
“No se trata de un repute en las ventas, sino de que el limón argentino viene en un proceso de desarrollo en Estados Unidos, que se abrió hace tres años, por calidad y cumplimiento; se ha ganado su lugar”, aseguró a Bichos de Campo Pablo Padilla, presidente de la Asociación de Citricultores del Noroeste Argentino (ACNOA).
En 2001 el mercado estadounidense se había cerrado por una acción judicial iniciada por productores limoneros de California, que alegaban que la producción argentina estaba infectada por cancrosis y que el mercado local podía verse afectado. En 2017 se logró la reapertura y las ventas desde entonces siempre fueron en suba. La expectativa para el 2021 es poder llegar a colocar en ese mercado 40.000 toneladas, siempre y cuando las condiciones climáticas y de mercado lo permitan.
El sector busca consolidar también las ventas en nuevos mercados del sudeste asiático como India y China. Este último en particular se abrió para la Argentina en 2019 y ya se exportaron las primeras 500 toneladas. “El sector está trabajando en la logística necesaria para llegar allí y en la promoción para que el limón argentino sea conocido. Un desafío es poder pasar a un número de cinco cifras de volumen a China”, adelantó Padilla.
Una mención aparte merece el mercado Europeo, que como bloque es el principal destino de los cítricos de nuestro país. Si bien este año lograron enviarse 128.400 toneladas -un volumen superior al 2019- el mercado se cerró ante la aparición de mancha negra.
“Estamos trabajando junto a Senasa y la Estación Experimental Obispo Colombres de Tucumán en un análisis de las medidas correctivas a tomar para lograr la reapertura. Tratamientos a campo que eran de carácter optativo pasaron a ser obligatorios y hay una mayor dotación de personal de Senasa en el programa de certificación. Se están implementando puntos de control en el origen para impedir cualquier escape”, comentó el presidente de ACNOA.
El 8 de febrero del próximo año se realizará una auditoría de fincas y plantas de empaque. Se espera que el resultado sea positivo.