El gobierno argentino está haciendo grandes esfuerzos para desincentivar la siembra de trigo 2023/24 y no son pocos los empresarios agrícolas (de zonas que lograron recuperar humedad) que están evaluando alternativas.
La mala noticia es que uno de los principales competidores de trigo, la cebada forrajera, está afectada por un factor bajista potencial que, en caso de cumplirse, será determinante en el negocio.
El pasado 11 de abril la canciller australiana Penny Wong –de ascendencia malaya– informó que iniciaron negociaciones con el gobierno chino con el propósito de intentar finalizar con el bloqueo comercial aplicado por la nación asiática a la cebada australiana.
En 2020 el primer ministro australiano, Scott Morisson, decidió alinearse con el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, para solicitar –junto a otras naciones– que se realizara una investigación científica internacional sobre los orígenes del Covid-19 en territorio chino.
El gobierno de Xi Jinping, al considerar que ese pedido implicaba una intromisión en los asuntos internos de China, procedió a aplicar represalias comerciales contra Australia, una de las cuales consistió en implementar derechos antidumping del 73,6% más un arancel adicional del 6,9% a las importaciones australianas de cebada.
Ante tal restricción, los importadores chinos deben buscar fuentes alternativas de cebada en naciones como Argentina y Francia, a pesar de que, por cuestiones logísticas, el proveedor natural de ese producto es Australia, que desde entonces debe malvender su producción en destinos como Arabia Saudita o Jordania, que emplea ese recurso para alimentar camellos.
Esa situación provocó una suba considerable de los valores FOB de la cebada forrajera en la Argentina, algo que, al trasladarse a los precios FAS, impulsó un interés creciente en el cultivo. Sin embargo, ahora esa oportunidad comercial se encuentra en riesgo.
“Luego de un reciente diálogo constructivo en todos los niveles, acogemos con beneplácito el acuerdo realizado con el gobierno chino para realizar una revisión acelerada de los aranceles aplicados a la cebada durante un período de tres meses, que puede extenderse a un cuarto si es necesario”, indicó la canciller australiana.
Australia, luego del bloque comercial chino, inició un reclamo formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). En ese sentido, Penny Wong dijo que “Australia acordó suspender temporalmente el reclamo ante la OMC durante el período de revisión”, aunque “si los aranceles no se eliminan al final del período de revisión, Australia reanudará la disputa en ese organismo”.
Lamentablemente, la situación no terminaría de definirse antes del período de siembra de cebada en la Argentina, lo que introduce un factor de riesgo adicional importante en el negocio.
China es, por lejos, el principal importador mundial de cebada con compras previstas de 9,0 millones de toneladas en 2022/23 sobre un total global de 30,1 millones, según datos del USDA. Mucho más atrás están Arabia Saudita e Irán con 4,30 y 2,50 millones respectivamente.