En un renovado intento del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) por proteger las áreas libres de la plaga Lobesia botrana -o polilla de la vid-, se estableció un riguroso protocolo para el movimiento de uva para consumo en fresco desde las provincias de Mendoza y San Juan hacia los mercados concentradores de todo el país. Pero esta vez y a diferencia de las campañas anteriores, el organismo solicitó la colaboración de los operadores comercializadores de cada mercado para realizar la inspección.
En una primera instancia, la reglamentación definió que a la hora de movilizar fruta fresca desde San Juan y Mendoza hacia los mercados del AMBA, Santa Fe, Córdoba y del sur de la provincia de Buenos Aires, los productores y establecimientos habilitados deberán cumplir con alguna de las siguientes alternativas:
- Estar inscriptos en el Sistema de Medidas Integradas (SMI), a través del cual se implementan un conjunto de medidas de manejo fitosanitario que reducen el riesgo de dispersión de la plaga y sobre el cual se realiza un seguimiento particular.
- Realizar la aplicación de un tratamiento cuarentenario de fumigación con Bromuro de Metilo y contar con la constancia de tratamiento del Centro de Tratamiento Cuarentenario (CTC), además de etiquetas que identifiquen a cada cajón de fruta.
En una segunda etapa, una vez que la fruta ingrese a los mercados, la entidad dispuso que los operadores se encarguen de verificar el DTV-e, el rotulado de los envases, la inscripción del productor en el SMI y/o controlar la etiqueta que indique el tratamiento cuarentenario.
¿Pero es obligación de los comercializadores realizar esta inspección?
“Senasa nos invitó a ser parte del control y nosotros le dijimos que no porque no es nuestro rol. Tenemos forma de hacer control pero no es nuestra función específica por carecer de poder de policía sanitario”, señaló Raúl Giboudot, secretario general de la Cámara Argentina de la Actividad Frutihortícola, a Bichos de Campo.
“El mercado, como entidad privada, lo que hace es notificar a los operadores que Senasa va a salir a controlar tal cosa. Nosotros simplemente somos transmisores de información. No es nuestra responsabilidad hacer controles fitosanitarios ni somos un organismo de control”, agregó Giboudot.
En este sentido, desde la CAAF plantearon que lo mejor sería reforzar los controles en zona de origen, durante el empaque y en la ruta, previo al ingreso de los mercados.
“En la provincia de Buenos Aires, sin contar el AMBA y el interior, hay 50 mercados. ¿Cómo salís a controlar todo eso con la escasa estructura y poder de fiscalización que tiene Senasa? Esta es una realidad que todos conocemos”, afirmó el directivo frutihortícola.
Mientras tanto y conforme a la legislación vigente, aquella mercadería que no cumpla con las disposiciones previamente mencionadas podrá ser decomisada por el organismo de control.