Una de las primeras resoluciones de Pilu Giraudo, flamante presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), fue a favor de la industria de agroquímicos. La funcionaria flexibilizó los requisitos que deben cumplir esas empresas para homologar los envases plásticos que utilizan y a la vez amplió -agregando clases toxicológicas hasta ahora prohibidas- el margen de maniobra para que esos envases plásticos sean reciclados por el sistema Campo Limpio, conformado por todo el sector.
En la Resolución 614/2025, publicada este viernes en el Boletín Oficial, la nueva presidente de Senasa dispuso varias modificaciones a otra norma de mayo de 2021 en la que se fijaron reglas para los envases de sustancias químicos usadas en el agro. ¿Hacia donde apuntan esos cambios? Básicamente las empresas de insumos agrícolas deberán seguir presentando una declaración jurada sobre los envases que utilizan “en el momento de la inscripción de las sustancias activas y los productos fitosanitarios”. Pero a diferencia de lo que se les exigía hasta ahora ya no deberán contar con un “Certificado de Homologación del Prototipo de los Envases”.
Otra flexibilización dispuesta por Senasa está referida a la “vida útil” de dichos envases. Antes se determinaba en ese mismo “certificado de homologación”, pero ahora será solamente la empresa de agroquímicos la responsable de fijarla. Aquí se mantiene la obligatoriedad de que sea esa misma empresa la que, tras haber vendido el bidón de agroquímicos y habiendo dispuesto que no puede volver a usarse como recipiente, debe ocuparse de “ejecutar las opciones de Gestión de Envases Vacíos de Fitosanitarios contempladas en el Artículo 6° de la Ley 27.279”.
Esa Ley, que es la que dispone que los envases plásticos de agroquímicos deben ser retirados del campo y eventualmente reciclados, es la que da origen a la organización Campo Limpio, que se ocupa justamente de esa tarea en las provincias, con múltiples centros de acopio y recepción de envases.
Una de las limitantes que denuncia tener esa organización formada por las propias empresas es que muchos de los bidones recolectados en esos centros no pueden ser reciclados fácilmente, porque son considerados como “sustancias peligrosas” por la legislación. Esto es lo que fundamentalmente viene a remediar la resolución de Giraudo, ya que amplía la gama de toxicidades de los productos contenidos en dichos bidones, para permitir que sean procesados en nuevos productos plásticos.
La modificación concreta es esta: el artículo 16 de la norma de 2021 regulaba las “Clases toxicológicas permitidas y prohibidas para la comercialización a granel o en envases reutilizables”, disponiendo que “la aceptación de solicitudes de comercialización de productos fitosanitarios a granel y la autorización de uso de envases reutilizables de hasta UN MIL LITROS (1000 l), queda circunscripta a productos fitosanitarios formulados de Clases Toxicológicas III y IV (OMS 2009)”.
El artículo reformado ahora dispone: “Clases toxicológicas permitidas y prohibidas para la comercialización a granel o en envases reutilizables. La aceptación de solicitudes de comercialización de productos fitosanitarios a granel y la autorización de uso de envases reutilizables de hasta UN MIL LITROS (1.000 l) queda circunscripta a productos fitosanitarios formulados de Clases Toxicológicas II, III y IV (OMS 2009) o Categorías 3, 4, 5 y menor toxicidad que Categoría 5 definidas en el Manual de las Naciones Unidas del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos como categorías de peligro de toxicidad aguda”.
Es decir que amplía el universo de envases que pueden ingresar en el circuito de reciclado.