En el marco de la muestra EnBio, un espacio que ya se convirtió en referencia para los amantes de los insumos biológicos, Rodolfo Gil, especialista del INTA y Aapresid, expuso en su disertación sobre la importancia del suelo en la producción agrícola y su relación con el agua, algo que parece básico a simple vista, pero hay académicos como el que estudian esto, creyéndolo materia pendiente del sector..
Con décadas de experiencia en el estudio de suelos, Gil destacó que la clave para una producción eficiente y sustentable no solo depende de la cantidad de lluvia, sino también del manejo que se haga del suelo como reservorio de agua y nutrientes.
El suelo no es solo una base física sobre la que crecen los cultivos, sino un ecosistema complejo donde interactúan minerales, microorganismos, materia orgánica y agua. Tampoco el suelo es el soporte para que las plantas y personas se mantengan de pie. Es mucho más. Su estructura determina su capacidad para retener humedad, filtrar nutrientes y albergar vida biológica, factores que impactan directamente en el rendimiento agrícola.
“El agua es el punto de partida de la vida. Sin ella, no estaríamos acá. En la producción agrícola, cosechamos agua. No solo dependemos de lo que nos llueve, sino también de la capacidad del suelo para almacenarla y distribuirla eficientemente”, explicó Gil a Bichos de Campo, durante una recorrida por esta muestra citada, que se llevó a cabo este año en Victoria, Entre Ríos.
La cobertura de Bichos de Campo de esa muestra, se puede encontrar en nuestro Especial Biológicos.
La degradación del suelo es uno de los principales desafíos que enfrenta la agricultura actual. La erosión, la compactación y la pérdida de materia orgánica reducen su fertilidad y su capacidad para soportar cultivos a largo plazo.
Gil enfatiza que un manejo adecuado del suelo no solo contribuye a mejorar la productividad, sino que también permite una mayor eficiencia en el uso del agua y otros insumos.
Según el especialista, el suelo es un gestor y administrador de los recursos esenciales para la producción: temperatura, oxígeno, nutrientes y actividad biológica. Con esa premisa, le preguntamos a Gil cómo es que esto, que parece tan básico y que por lo general se aprende en biología de la secundaria, tenga que ser hoy motivo de charlas académicas puertas adentro del sector, a lo que gil expresa: “La planta no necesita suelo, la planta necesita radiación, que es lo que más condiciona la producción; necesita dióxido de carbono que no preocupa porque hay en exceso; necesita agua y necesita nutrientes. Eso es todo lo que necesita. No necesita suelo. ¿Entonces por qué nos preocupa tanto el suelo? Porque el suelo termina siendo un gestor de los recursos, como temperatura, oxígeno, nutrientes, y la actividad biológica para que sea viable”.
Asimismo, Gil profundizó: “Si bien la planta no necesita suelo, nosotros manejando la salud del suelo, favorecemos a que los recursos que necesita la planta, los disponga en tiempo y forma”:
Mirá la entrevista completa con Rodolfo Gil, experto en suelos de Aapresid e INTA:
De acuerdo a la narrativa que expone el especialista, decidimos seguir la charla enfocándose en el productor agropecuario, y cómo entender esta biología básica, puede ser la clave del éxito de un cultivo extensivo a campo. Entonces surge la pregunta de cómo llevar esto a campo, al planteo de un productor de granos de forma extensiva. Al respecto Gil afirmó:
“El objetivo es simple, después cómo lo hacemos es el desafío. Pero lo primero que tenemos que entender es que, por supuesto, en nuestro sistema extensivo, sería una utopía pensar en hacerlo en forma hidropónica, por ejemplo. Entonces utilizamos al suelo como lo que dije, como un gestor y un administrador de todos los recursos que necesitamos. ¿Por dónde pasa eso estratégicamente? Básicamente por la parte mineral, que es la que tenemos, no la podemos corregir: es el limo, la arena, según el ambiente donde estemos trabajando. ¿Qué es lo otro que necesitamos para que el suelo sea productivo? Actividad biológica y materia orgánica. ¿Por qué materia orgánica? Porque lo que me mantiene es tener un suelo estructurado, una proporción entre la parte mineral y la parte porosa”.
A su vez, el especialista afirmó ante el micrófono de este medio: “Tenemos que entender que el suelo es un cuerpo poroso, que es por donde entra el agua, entra el aire, entra la temperatura, se desarrollan las raíces y se desarrolla toda la actividad biológica. O sea que el potencial del suelo pasa por esa estructura porosa. Si no hay actividad biológica, no hay agua, el suelo no es otra cosa que una roca meteorizada. Cuando vos le pones agua y le pones actividad biológica, se transforma en un reactor biológico productivo”.
Es ahí cuando Rodolfo responde cuáles son esos procesos que necesitamos: “Infiltrar agua, almacenarla para que la tenga la planta, disponer de nutrientes a través de la mineralización de esa materia orgánica”.
A su vez, Gil se animó a expresar el rol que juegan los insumos biológicos en la salud del suelo: “Los bioinsumos son parte fundamental de este proceso. No se trata solo de aplicar nitrógeno, fósforo y potasio, sino de fomentar un mundo biológico dentro del suelo. Estamos hablando de microorganismos que generan geles, gomas, mucílagos y hasta se comunican entre sí a través de señales químicas. Es un sistema vivo que hay que manejar con inteligencia. Así como en el cuerpo humano hay un mundo biológico en el intestino que influye en nuestra salud, en el suelo ocurre algo similar. La microbiología del suelo juega un papel clave en su funcionamiento, en la disponibilidad de nutrientes y en su capacidad para sostener la producción en el tiempo”. resume el experto.