Los equipos técnicos del ex Ministerio de Agroindustria redujeron violentamente, de 12,80 millones a 8,19 millones de toneladas, el stock final de soja con que la Argentina arrancó la campaña agrícola 2017/18, iniciada un año atrás y concluida a mitad de 2018. Esto quiere decir que, de acuerdo a la mirada oficial y en la antesala de una nueva siembra, había entonces menos soja disponible de lo que el mercado suponía. Los números estaban sobrestimados en la friolera de 4,61 millones de toneladas.
El dato tiene impacto en los actuales cálculos que deben realizarse para evaluar la campaña sojera que acaba de iniciarse, pues aquella tardía corrección redujo también el stock inicial para 2018/19. En agosto pasado Agroindustria lo calculaba en 6,08 millones de toneladas. Ahora, en su último informe, lo redujo a 4,47 millones.
Quiere decir que la campaña arrancó con 1,5 millones de toneladas de soja que se esfumaron de los balances oficiales. Sencillamente no estaban.
Lo que hizo el Gobierno en su último informe mensual de estimaciones agrícolas, publicado el 20 de septiembre, fue ajustar el cálculo del “carry” sojero, como denomina el mercado al remanente de soja que quedó sin comercializar de una campaña a la otra. Bichos de Campo preguntó a un funcionario del área qué había sucedido y éste contestó: “Hoy contamos con mejor información de los stocks”.
Lo cierto es que en la estimación mensual de agosto pasado, en el capítulo correspondiente a la soja, oficialmente se estimaba un stock final para la campaña 2016/17 (y por tanto el stock de arranque de la campaña 2017/18) de 12,80 millones de toneladas de soja. Ese volumen se sumaba luego a una producción menguada por la sequía, de 37,78 millones de toneladas. Y esto permitía hacer el balance del ciclo agrícola que acaba de concluir. El carry para la nueva siembra 2018/19 que se inicia se ubicaba entonces en 6,08 millones de toneladas.
Pero todo se modificó un mes después. En sus estimaciones de septiembre, Agroindustria redujo el stock inicial de la campaña pasada a 8,19 millones, casi un 36% respecto de lo que se creía hasta ese momento. Esto implica que la nueva campaña de soja arranca con un “carry” de solo 4,47 millones de toneladas, 1,5 millones menos de lo que se suponía.
La evolución de los stocks es un dato importante para la definición de los precios de la soja, que han venido bajando peligrosamente en los últimos meses, a punto tal de tocar los mínimos en diez años. Esta corrección se produce en medio de ese escenario.