La Cámara de Senadores aprobó por amplia mayoría y giró a Diputados el proyecto de Ley sobre Etiquetado de Alimentos, que fija pautas para una alimentación saludable y establece la colocación de una serie de sellos frontales en los envases de alimentos con altos contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías.
El proyecto, que obtuvo 64 votos a favor y tres en contra, fue apoyado mayoritariamente, por oficialistas y opositores. En contra solo se expresaron las legisladores tucumanas Silvia Elías de Pérez, del radicalismo; y Beatriz Mirkin, del Frente de Todos; y la riojana del interbloque Parlamentario Federal, Clara Vega.
El proyecto busca garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas.
También, en el caso de los productos con edulcorantes, debe contener una leyenda precautoria, inmediatamente por debajo de los sellos de advertencia, con la leyenda: “Contiene edulcorantes, No recomendable en niños/as”.
Los valores máximos de azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio establecidos deben cumplir con los límites del Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud.
Además, se exceptúa de la colocación de sello en la cara principal al azúcar común, sal de mesa, aceites vegetales y frutos secos.
Asimismo, se obliga a las empresas a declarar el contenido cuantitativo de azúcares, entendiéndose como hidratos de carbono simples (disacáridos y monosacáridos), en el rotulado nutricional de los alimentos envasados para consumo humano.
Entre otros aspectos, el proyecto prohíbe que los alimentos y las bebidas analcohólicas que contengan algún sello de advertencia, incorporen información nutricional complementaria; logos o frases con el aval de sociedades científicas o asociaciones civiles; y personajes infantiles, animaciones, celebridades, deportistas, entre otros.
Una de las autoras del proyecto, la mendocina Anabel Fernández Sagasti, se mostró “convencida de que mejorar la calidad de información de los alimentos que consumimos es una demanda social”.
“Quienes no vean esto están negando una realidad que existe en la Argentina”, sentenció.
La legisladora oficialista remarcó que “la información que hoy hay en los productos alimenticios son inentendibles”.
“Esta ley no es contra nadie. Es a favor de todos los argentinos que tenemos el derecho de saber qué comemos y qué queremos que coman nuestros hijos”, afirmó.
En tanto, el radical mendocino Julio Cobos, otro de los autores del proyecto, mencionó que hay un “crecimiento del 75% de factores de riesgo, principalmente de obesidad y sobrepeso” y comentó que “más de 27 millones de argentinos tienen exceso de peso”.
“Debemos atacar este problema. Y eso se hace a través de la prevención que es, en definitiva, el objetivo de este proyecto”, indicó.
Cobos agregó que “este sistema es claro, advierte al consumidor y va en beneficio del consumidor” y aclaró que “no se está demonizando ningún producto ni prohibiendo nada. Estamos advirtiendo a la población mediante un etiquetado claro y simple. Después, la población tendrá derecho a consumir lo que quiera”, sentenció.
Frente a esta media sanción, especialistas de Unicef y organizaciones médicas celebraron la aprobación por parte del Senado del proyecto de Ley sobre Etiquetado de Alimentos, al que consideraron “una herramienta clave para que las personas puedan elegir mejor”, y expresaron su expectativa de que la Cámara baja le dé sanción definitiva al texto sin modificaciones.
“Estamos muy contentos de que el proyecto que aprobó el Senado haya sido el que salió por dictamen de comisiones sin modificaciones porque se trata de una norma muy integral”, dijo a Télam Fernando Zingman, especialista en Salud de Unicef. Sostuvo que “el etiquetado que propone el proyecto es entendible por todos y todas, también por niñas y niños, y está demostrado que es una medida que defiende a los consumidores frente al automatismo de la compra”.
“Cuando estamos frente a una góndola, hay componentes como los colores, el diseño de la etiqueta, la forma en la que se presenta el producto que inciden en nuestra decisión y el etiquetado actúa en ese momento como una advertencia”, describió.
Zingman señaló que “estas acciones son particularmente importantes frente a niños y niñas que están muy indefensos ante la publicidad y terminan condicionando sus consumos”, e indicó que, “si bien esto no soluciona el problema de la obesidad o la malnutrición, es un paso enorme para la salud pública”.
“Es una muy buena noticia que el Senado haya aprobado el proyecto”, sostuvo también Leila Guarnieri, nutricionista e investigadora del área de alimentación de Fundación InterAmericana del Corazón Argentina (FIC), una de las organizaciones que durante años realizó investigaciones aportando evidencia local sobre la necesidad de mejorar el sistema de etiquetado en el país.
Tanto Unicef como FIC Argentina forman parte de la Coalición Nacional para Prevenir la Obesidad en Niños, Niñas y Adolescentes, un espacio conformado por más de 50 organizaciones de todo el país que venían impulsando este proyecto de ley.
Carmelo Gallardo, especialista en Seguridad Alimentaria a cargo de la Representación de FAO en Argentina, destacó -por su parte- que “el etiquetado frontal de alimentos resulta también una estrategia para garantizar el derecho a la alimentación, la salud y combatir la malnutrición y el sobrepeso”.
“Recordemos que este derecho no solo se entiende en términos de cantidad suficiente de alimentos sino también en términos de una alimentación adecuada, de la cual el derecho a la información también forma parte y es necesario para que las personas puedan elegir”, consideró.