Tras la seca del año pasado, los productores se encontraron en la campaña 2018/19 con una muy buena cosecha de trigo, maíz y soja, que les permitió recomponer sus finanzas. Hay excepciones, claro está, como la de los chacareros del NEA, donde la inundación arrasó con casi todo. Pero el resto vendió muy bien el trigo, luego gran parte del maíz, aunque con la soja prefieren esperar. Es la caja de ahorrro.
Este año la cosecha de trigo fue muy buena y llegó a las 20 millones de toneladas, de las cuales se vendieron 15,5 millones y quedaron 4,5 millones que servirían para llegar con lo justo a abastecer al mercado interno en los meses que quedan antes de que ingrese el cereal del ciclo 2019/20.
Pero no sólo hubo una mayor producción, sino también buenos precios; los valores a cosecha superaron los 200 dólares por tonelada, cuando hoy el trigo enero 2020 ronda los 170 dólares la tonelada.
Esa buena combinación de precio y cantidad en la campaña de granos finos, y las buenas perspectivas para la campaña de granos gruesos venidera- en soja se espera una producción de 55,6 millones de toneladas y en maíz unos 50 millones, para grano con destino comercial- le dieron tranquilidad a los productores. De todos modos, en el sector todos miden la venta de sus granos mientras juegan un partido contra la macroeconomía y la política.
Los datos de la Secretaría de Agroindustria indican que en el caso del maíz, los productores vendieron 27 millones de toneladas, poco más de la mitad de lo que se espera cosechar y 11 millones más que a igual fecha del año pasado. Además, sólo queda por fijar precio de 3 millones de toenladas del total de las toneladas vendidas.
Se vendió el trigo, se vende el maíz, pero hay menos interés por desprenderse de la soja.
Al momento, y de acuerdo con los datos que publicó Agroindustria, se comercializaron 28 millones de toneladas de soja, sólo la mitad de la cosecha. Se trata de un volumen levemente superior al que se había negociado el año pasado (25 millones), cuando la seca redujo de modo notable los rindes de la oleaginosa, y dejó la cosecha en apenas 38 millones. Es decir, el mismo volumen pero un porcentaje mucho menor de la cosecha obtenida.
En definitiva, a mediados de julio del año pasado las ventas de soja significaban 66% de la producción. Pero además, de haberse comercializado menos cantidad, también se hubieran dado retrasos en la fijación de precios. De hecho, de las 28 millones de toneladas vendidas en la actualidad, hay 10 millones que todavía no tienen el precio fijado. Por lo tanto, sólo 18 millones de las 55,6 millones de cosecha de este producto tienen el precio definido.
El analista de la consultora AZ Group, Sebastián Salvaro, dijo que “los productores sembraron con precios promedio de 280/290 dólares y llegamos a la cosecha con valores de 210/215 dólares. Entonces muchos pusieron la expectativas en comercializar en la posición noviembre que ofrece 245/250 dólares por tonelada, y prefieren esperar para ver qué opciones encuentran mientras tanto”.
Según el analista, “la soja es el producto que en los últimos años les permitió a los productores defenderse de la intervención estatal, y eso pesa en la memoria, a lo cual se agrega que tiene el mercado más desarrollado y con más liquidez, más allá de que en el caso del trigo y el maíz todo esté fluyendo con normalidad”.