Las exportaciones de carne vacuna se encaminan a un nuevo récord este año. En pocos días más se conocerá el volumen despachado en noviembre y todo indica que, de continuar la tendencia de los meses previos, se llegaría a un volumen total superior a las 900 mil toneladas res con hueso.
Esto en gran medida será posible porque el nuevo gobierno quitó trabas y rdesburocratizó las ventas al extranjero de este y otros productos. Sin dudas la carne vacuna, por su peso político, era de los más afectados por las medidas oficiales de los últimos años. Desde cupos de exportación a cortes prohibidos.
En una entrevista con Bichos de Campo, Fernando Herrera, de la Asociación de Productores Exportadores (APEA), destacó como positivos esos cambios, aunque luego se refirió a los problemas de competitividad que tiene el negocio.
“Estamos terminando un año que se podría definir como de grandes cambios para el negocio de exportación de carne. Veníamos con un sistema en el que la exportación de carne era una especie de carrera de obstáculos, por las trabas, las regulaciones, los cupos, las previsiones, en un contexto de alta inflación y en un contexto donde había una corrección cambiaria permanente. La carrera de obstáculos no está más”, celebró el histórico dirigente de los grupos de ganaderos que logran proyectarse al exterior.
Luego se refirió a la otra cara de la moneda. La inflación tiende a desacelerarse, pero más lenta es la devaluación. Este año la suba de los precios ronda el 110% pero la corrección cambiaria fue de 20%, y eso encareció todo en dólares en la economía argentina.
Según Herrera, con el tipo de cambio dentro de un esquema de devaluación del 2% mensual, “la competitividad claramente está afectada en relación a lo que es el valor de la moneda”.
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Herrera consideró que la salida no es una devaluación, como sucedió históricamente en la Argentina con diferentes gobiernos para, entre otras cosas, licuar el gasto público o deudas a expensas de empobrecer a la población.
“No hay que pretender recuperar la competitividad vía una devaluación, que sabemos que al país finalmente no le sirve porque ha generado cada vez mayores desigualdades, mayor pobreza en la Argentina, lamentablemente. Es el momento de insistir en la corrección de algunas cuestiones que están desfasadas, como los impuestos improductivos”. Citó el impuestos al cheque, ingresos brutos, y “lo que queda de retenciones todavía, que en el novillo todavía tiene un impacto del 6,75%”.
Herrera consideró que además el panorama puede mejorar si las empresas ganan eficiencia productiva. “Este nuevo escenario nos pide que todos revisemos cómo funcionan nuestras empresas, las estructuras de costos, los procesos, ineficiencias que tal vez venimos arrastrando desde hace mucho tiempo, pero que en el esquema anterior se disimulaban, o tal vez no teníamos tiempo para mirarlas”.
Justificó a los privados: “En esa carrera de obstáculos el esfuerzo estaba puesto en cómo hacer para lograr poner el contenido del puerto y que salga. Bueno, hoy con eso allanado, tenemos que empezar a revisar todos los procesos, y eso va a llevar seguramente a una mejora interna de cada empresa”.
Fernando Herrera agregó que a futuro las exportaciones de carne vacuna no tienen mucho margen para crecer si no es a expensas del consumo interno porque la producción no está aumentando.
“Estamos festejando que vamos a cerrar el año con 950.000 toneladas. Esa es una meta que teníamos hace 20 años, y recién ahora lo estamos logrando. Me parece que si queremos pensar en jugar en serio, en el mercado mundial de carnes, con volúmenes y con presencia, tenemos que duplicar las exportaciones. Y para eso tenemos que multiplicar la producción de carne”, aseguró.
Para el empresario, eso se puede lograr por dos caminos: O con una recuperación del stock vacuno que no está a la vista, ya que al menos este año se espera una nueva caída, o bien con un incremento del peso medio de faena.
“Aumentar la cantidad de cabezas implica inversiones grandes de capital en una ganadería que se h visto desplazada de algunas zonas. Ese no es el camino más sencillo. La materia pendiente es aumentar los índices productivos, el destete, bajar la mortandad, subir el peso de faena”, enumeró.
“Para ellos se requiere de condiciones macroeconómicas y previsibilidad que permitan, al que tiene que tomar la decisión de engordar 50 o 100 kilos más su animal, hacerlo sabiendo que no va a terminar perdiendo plata, o que cuando termine el proceso le prohibieron las exportaciones”, amplió.
El directivo de APEA agregó que “ese proceso lleva tiempo y la generación de confianza, pero es la forma virtuosa de crecer, porque además de producir más kilos por animal, eso le da más eficiencia a la industria frigorífica, que luego obtendrá más kilos por res faenada”.