Después de muchos años el productor cordobés Atilio Carignano se retira de la dirigencia gremial agropecuaria. Fueron tantos que le cuesta precisar un número. ¿15 o 18 años? Del otro lado del teléfono su mujer tampoco llega con certeza a una cifra aunque se escucha una risa que da cuenta de que ya fueron suficientes.
-¿Por qué decidió retirarse ahora?
-Porque veo que los jóvenes tienen muchas mejores soluciones y más practicas, sin tanto discurso como los viejos. Las decisiones pasan por ellos. Mirá el promedio de edad de las entidades… ¿Cómo no me voy a ir? Hay que irse y hay que irse a tiempo. Y disfrutar de las familias que dejamos postergadas.
En el currículum de Carignano se destaca su participación en la Sociedad Rural de Jesús María, en Córdoba, donde fue vicepresidente primero por dos años y luego presidente por dos gestiones. También fue vicepresidente de CRA y participó de Cartez, la confederación agropecuaria cordobesa adherida a CRA.
-¿Cómo llegó a la dirigencia?
-Porque me empecé a quejar y me dijeron “vení, mirá cómo lo armamos, y fijate si vos lo podés mejorar”. Ahí me di cuenta que la mayoría de los productores están en la queja, les gusta ser mas autoconvocados. Cuando te ponés a hacerte cargo de las cosas se hace más difícil encontrar el camino para evitar las grietas. Somos especialistas en grietas.
Durante los dos primeros años como presidente de la Sociedad Rural, Carignano asegura que se dedicó a aprender cómo cumplir con dicha función con responsabilidad. Fue en su último período donde entendió que el objetivo es incluir a más gente al debate y sobre todo a los más jóvenes. Por eso decidió modificar los estatutos de la entidad y abrir un espacio en la mesa chica para los ateneos.
“Yo digo que lo mejor de mi gestión es lo que vino después, no lo que hice yo. A mi sucesor le dije que los viejos se tenían que ir conmigo, hicimos demasiado mal las cosas. Los chicos más que el futuro son el presente y son más convocantes”, asegura.
-¿Qué cosas le hubiera gustado conseguir que no logró?
-Que estén golpeando la puerta los productores que quieren pertenecer, que tienen ganas de ser parte. Que haya más participación de aquellos que se quejan y se hagan cargo de las negociaciones para las que no somos tan capaces. Pero comenzó a pasar ahora que nos acercamos a la parte urbana. Eso del campo contra la ciudad o la ciudad contra el campo no funciona.
Un poco de esto quedó en evidencia en la carta abierta que escribió para su despedida. “CRA, sus confederaciones y cada una de sus rurales deberán llenar lo que falta del vaso, sumando lo que más nos cuesta: sincerar hacia adentro, muy adentro la representatividad de cada uno de nosotros”, dice de puño y letra y agrega: “animarse a la crítica constructiva, discutiendo en equipos, generando verdaderos líderes, respetados por sus valores y sus bases, es la manera en la que completaremos el vaso.”
-Tuvo impacto su comunicado.
-Yo hago una autocrítica para sumar, para que las sucesiones no sean tan a dedo sino por apoyo. No por representantes que tengan un sello sino que sean de bases movilizadas, reclamantes, activas y que participen. Pido que revean para adentro qué hacen mal y también lo que hacen bien. Nos hacen falta las visiones críticas agudas. No quiero confrontar con mis antecesores. No le pego, les digo lo mismo que les decía cuando estaba adentro. Lo que quiero es generar buenos encuentros y que la crítica sea constructiva. Si sos quejoso, vení, sentate y ayudá a mejorar.
-¿Qué ve para el futuro?
-Creo que se viene una época maravillosa de los chicos si ellos se ponen las pilas como dicen. Tienen la respuesta inmediata.