Un informe del Rabobank, un banco internacional muy especializado en los agronegocios, trazó un panorama no muy halagüeño para el negocio de la soja en China, ya que pronosticó una reducción del nivel de importaciones desde ese país de aquí a 2030. Vale recordar que China es el principal cliente para la soja de la Argentina.
“Las importaciones de soja de China se ralentizarán y eventualmente disminuirán hasta 2030 como resultado de un crecimiento más lento de la producción ganadera, la mejora continua en las prácticas agrícolas y la adopción generalizada de una baja tasa de inclusión de harina de soja en las fórmulas de alimentos”, define el informe del Rabobank citado por World Grain.
China es el mayor importador de soja del mundo y representa más del 60% del comercio mundial. La Argentina, que es el tercer productor de soja del mundo, le vende sobre todo el grano sin triturar y algo de aceite de soja. Para ellos es un porcentaje menos de sus compras, pero para nosotros es un rubro estratégico para la generación de divisas. De hecho, unos 30.000 millones de dólares provienen de la exportación de soja y sus derivados.
En octubre pasado, las importaciones de soja de China habían alcanzado su nivel más bajo para cualquier mes desde 2014, con 4,14 millones de toneladas, el 19% menos respecto al año anterior. En los primeros diez meses de 2022 fueron de 73,18 millones de toneladas, un 7,4% menos que el año pasado, y muy lejos de los récords de antaño, que llegaron a superar las 100 millones de toneladas anuales.
El mercado de la soja está estrechamente ligado con lo que pase con la ganadería y la necesidad de elaborar alimentos para los animales. Es eso lo que parece estar flaqueando: “Esperamos que el consumo de piensos en China mantenga un crecimiento bajo de un solo dígito”, dijo Lief Chiang, analista de granos y oleaginosas del Rabobank. Pero la cosa sería peor, porque además “se prevé que la tasa de inclusión de harina de soja en las raciones de alimentación disminuya, ya que el gobierno chino está lanzando una campaña destinada a reducir la dependencia de la soja importada para garantizar la seguridad alimentaria”, remarcó el experto.
¿Y se puede reducir tan fácilmente la soja en las raciones para el ganado? Los expertos de Rabobank creen que habrá opotunidades para hacerlo, en especial cuando nuevas empresas desarrollen nuevas tecnologías e ingredientes novedosos. “En un escenario de baja inclusión de harina de soja, será necesario un uso adicional de aminoácidos para satisfacer las necesidades nutricionales de los animales”, explicó Chenjun Pan, analista senior de proteína animal de Rabobank.
Las fórmulas con baja inclusión de soja también brindarán oportunidades a otros fabricantes de ingredientes. Por ejemplo, la aplicación de enzimas aumentará junto con el uso creciente de comidas proteicas alternativas, ya que las comidas proteicas alternativas requieren más enzimas para mejorar la absorción de nutrientes y reducir los factores antinutricionales. Además, hay una serie de nuevas empresas que se centran en nuevas fuentes de proteínas para alimentación animal, como proteínas de insectos y microbianas.
A la larga, estas nuevas proteínas contribuirán positivamente al ahorro de recursos naturales y la reducción de las emisiones de carbono, dijeron los investigadores de Rabobank. Sin embargo, dado que la mayoría de ellos aún se encuentran en la etapa de desarrollo, existe una gran incertidumbre sobre el cronograma para lograr su viabilidad comercial en China.
“Si bien China seguirá siendo el mayor importador, el crecimiento adicional se desplazará de China a otras regiones y será impulsado principalmente por las economías emergentes en el Medio Oriente, el sudeste asiático y el sur de Asia”, dijo Chiang. “Los comerciantes deberán realinear su negocio para nuevos mercados de destino y aumentar la inversión en infraestructura en estas regiones”, añadió.
Dato para tener en cuenta: Se detuvo el crecimiento de la demanda china de poroto de soja
La necesidad de crear mercados parece perentoria porque además se espera que la oferta mundial de harina de soja -que es el principal producto de exportación de la Argentina- aumente a un ritmo acelerado impulsada por la creciente demanda de biocombustibles. Esto hará que Estados Unidos y Brasil amplíen sus capacidades de trituración y procesen más granos, conservando más aceite de soja para uso local y exportando volúmenes cada vez mayores de harina.
Según el informe del Rabobank, hay otras variables que también pueden afectar las proyecciones de importación de soja de China. Entre ellas figuran el aumento de la producción interna de ese cultivo, y las importaciones directas de harina de soja.