Si uno lee con atención la denuncia penal que este miércoles presentó ante la justicia federal el actual presidente de la Confederación General Económica (CGE), el cordobés Oscar Alberto Gentili, la primera conclusión que sacará es que esa histórica entidad empresaria fue administrada entre 2010 y 2015 por el ruralista Ider Peretti casi como si fuera un “kiosko” al servicio de sus intereses personales y los de su jefe político, el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno.
Pero en la CGE no se vendían caramelos. Tampoco chocolatines. Como demostraremos en los próximos días en Bichos de Campo, allí Peretti y su esposa, Daniela Borgogno, hacían por lo menos un ostentoso tráfico de influencias. Tan grande era el intercambio de favores, que el agrupamiento empresario fundado por José Ber Gelbard en tiempos del primer peronismo se convirtió en los últimos años del kirchnerimso en una suerte de “secretaría de Comercio paralela”. A partir de esta denuncia, el asunto podría ser investigado ahora por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral.
“Vengo a denunciar que en el año 2015 se autorizó el cierre del ejercicio económico de forma fraudulenta, puesto que dentro del ámbito de la CGE se elaboró el documento del memorial y estados contables con cierre el 31 de diciembre con severas deficiencias en lo que respecta a la documentación respaldatoria”, comienza la denuncia de Gentili. Así, el actual presidente de la CGE, que sucedió a Peretti en abril de 2016, luego del cambio de gobierno, expone con toda crudeza lo que se encontró al llegar al cargo. Dice que no halló “documento alguno que sustente los importes expuestos en los estados contables”.
Gentili reconoce que él mismo integraba aquella comisión directiva presidida por Peretti y que habría fraguado todos los balances. Pero de inmediato afirma: “Es necesario dejar en claro que los principales y absolutos responsables directos sobre el manejo de los fondos de la institución son quienes firmaron al pie en la Memoria y Estados Contables 2015”. Menciona al propio Peretti, al secretario general Néstor Lombardi, al tesorero David Selser, y al contador que los asesoraba, Roberto Fabián Medina.
“Sr. Fiscal, podrá evidenciar un manejo fraudulento de esta Confederación, y que el mismo no se podría haber llevado a cabo sin la conformación de un grupo de personas asociadas de forma ilícita con el exclusivo fin de utilizar esta entidad para encubrir dichas maniobras delictivas”, afirma la denucnia penal.
Para tomar dimensión del asunto, vale recordar que Peretti era un ignoto productor que presidia la Sociedad Rural de Morteros hasta que fue tocado por la varita magica de Guillermo Moreno. En pleno conflicto con el agro, se convirtió en el único ruralista que se declaraba kirchnerista, a punto de simular un atentado contra Moreno (la justicia demostró que el incendio de un galpón había sido accidental) en la sede de su entidad; o lanzar vivas a los gritos para Néstor Kirchner durante el masivo velorio del ex presidente.
Aunque antes habia participado de las sospechosas exportaciones de vacas lecheras a la Venezuela de Hugo Chávez, su gran premio a tanta fidelidad llegó en 2010, cuando gracias a la influencia de Moreno llegó al mando de la CGE. En los años subsiguientes, Peretti asumió la conducción de otras dos entidades creadas ad hoc por Moreno, la CAP (Confederación Argentina de Productores), que funcionaba en el Mercado Central, y la CAPECO (Cámara de Exportadores de Cereales). Esta última ocupa una parte importante de la denuncia penal, pues operaba en el mismo edificio de la CGE en la calle Rivadavia al 1100, que es considerado un monumento histórico nacional.
“Es de aclarar que esta cámara nunca formó parte como asociado de la CGE y sus negociaciones fueron rotuladas de polémicas, como consecuencia dela íntima relación entre el señor Peretti y el entonces secretario Moreno”, dice la denuncia. En rigor, por acuerdos que nunca fueron refrendados en el Boletín Oficial, CAPECO comenzó a distribuir cerca del 25% del total de los permisos de exportación o ROE Verdes para trigo y maíz, por cifras millonarias.
Este es uno de los posibles tráficos de influencias que debería investigar el juez Canicoba Corral. La administración formal de esos ROE dependía de la Secretaría de Comercio de Guillermo Moreno, pero sin que mediara resolución alguna éste le cedió parte de su administración a CAPECO, que presidía su amigo Peretti. Los ROE necesarios para exportar comenzaron a circular entre decenas de empresas sin antecedentes de exportación. En el medio agropecuario era vox pópuli que esos permisos podían llegar a costar hasta 20 dólares por tonelada.
Otra posible vía de ingresos para esta “secretaría paralela” eran las Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), que también dependían de Moreno y la AFIP. En el cuarto piso de la CGE, la esposa de Peretti, Daniela Borgogno, recibía los pedidos de muy diversas empresas para destrabar sus importaciones, y era ella misma quien luego pedía liberar las DJAI. De estas modalidades hablaremos en los próximos días.
Por lo pronto, el actual presidente de la CGE no duda en denunciar que “un hecho concreto tendiente a los movimientos fraudulentos generados bajo el nombre de la CGE es aquel que se desarrolló entre el año 2013 y marzo de 2016, momento en que funcionó la CAPECO”.
La contabilidad paralela y desordenada de CAPECO parece ser casi tan informal como la que Gentili denuncia para la propia CGE. “La Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y Agricultores Federados Argentinos (AFA) efectuaban ingresos y egresos dinerarios de la CGE sin ser socios de la entidad y ningún vínculo comercial que haya sido aprobado por la comisión directiva”, denuncia el empresario.
Ambas cerealeras, según relatan sus propios directivos, sufrieron una suerte de apriete por parte de Moreno y se integraron a CAPECO ya que habría sido esa la única manera que les había dejado el funcionario para acceder a los cotizados permisos de exportación de trigo y maíz. La denuncia de Gentili sugiere que, como contraprestación por estos ROE Verde, aportaban dinero en la entidad que presidía Peretti. Como siempre, sin papeles.
“Los movimientos fraudulentos generados por una asociación ilícita que se ocultaba tras el velo de la Confederación, ocasionó que esta CGE quedara en banca rota, sin poder hacer frente siquiera a los gastos mínimos indispensables de sustento para el normal desarrollo de la propia actividad”, relató Gentili, que se transformó así en uno de los pocos empresarios en señalar con nombre y apellido posibles maniobras delictivas perpetradas por Moreno cuando estaba en el poder, valiéndose de Peretti y de una entidad empresaria que en manos de este empresario dejó atrás todos los brillos que había acumulado en su historia.
En la zona de morteros y localidades aledañas, conocemos muy bien a estos delincuentes, Peretti y su esposa Borgogno, son estafadores profesionales.
Cuando conoces a alguien que tiene cargos en la administración pública, en este caso de cuarto orden, decís “si este delincuente llegó allí, cómo serán los otros!!!!”