Por Matías Longoni.-
Flaco favor le están haciendo a la transparencia en el mercado de maíz el Ministerio de Agroindustria y las dos principales bolsas de cereales del país, la de Rosario y la de Buenos Aires, al no ponerse de acuerdo y unificar sus criterio para lanzar estimaciones respecto de la superficie sembrada y la producción esperada de maíz, el segundo cultivo de importancia en el país.
Al 18 de octubre, los expertos de la Bolsa de Rosario estimaban un avance de la siembra de maíz del 27%, sobre un área final proyectada en 5,20 millones de hectáreas.
El Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa porteña, en tanto, coincidía en que al 19 de octubre las sembradoras habían avanzado sobre 27% de la superficie que será ocupada por el grano forrajero, aunque la calcularon algo por arriba, en 5,40 millones de hectáreas.
Hasta aquí, los del sector privado son cálculos bastante coincidentes. Aleluya.
El problema es que este jueves, en su primera estimación oficial sobre la siembra de maíz, el Ministerio de Agroindustria aseguró que el área implantada con maíz sería de 8.920.000 hectáreas.
¿Nota la diferencia, amable lector? ¿Cómo puede suceder que desde las bolsas se hable de 5 millones de hectáreas y pico, y desde el Gobierno se afirme que en realidad con maíz se sembrarán casi 9 millones de hectáreas?
Me faltan casi 3,5 millones de hectáreas de maíz. ¿Quién las tiene?
La diferencia se explicó repetidas vece, pero vale la pena insistir. El gobierno, aún a pesar del cambio de signo político, insiste en una fórmula que el Ministerio de Agroindustria comenzó a aplicar en 2013 para que Cristina Fernández de Kirchner pudiera declamar entonces, en plena campaña electoral, que “hemos batido récord de producción: más de 105 millones de toneladas de producción granaria de la Argentina”.
Eran los días del 54%, donde todo se inflaba menos la inflación.
La fórmula utilizada entonces para estirar los números de la cosecha fue aplicar un nuevo modo de cálculo de la superficie sembrada con maíz, que sorpresivamente -sin anuncio ni explicación previa- creció de 5 a 6 millones de hectáreas entre el informe oficial de junio de 2013 y el de julio de 2013, en apenas un mes. Con ese salto, la producción prevista de maíz creció de 26,1 a 32,1 millones de toneladas. Récord absoluto. Aplauso, medalla y beso.
La maniobra fue tan burda que mereció incluso una investigación de Chequeado.com, que tildó de “engañoso” el anuncio presidencial sobre aquel presunto récord.
En aquel momento, los técnicos de Agricultura defendieron las modificaciones aplicadas al sistema de estimaciones. El entonces subsecretario Marcelo Yasky declaraba que “hace cuatro años el Gobierno comenzó a desarrollar un nuevo método para estimar las áreas sembradas con cultivos, basado en el envío de un equipo de analistas del Ministerio a las distintas regiones agrícolas del país”. Es lo mismo que hacen las Bolsas, pero Yasky explicaba que este cambio permitió sumar al área sembrada con maíz para el circuito comercial la de maíz con destino forrajero, para consumo dentro de cada establecimiento.
Lo curioso es que pasó aquella polémica y pasó incluso aquel gobierno, pero Agroindustria nunca revirtió su nuevo modo de calcular la producción de maíz. Al contrario, lo ratificó. Tampoco hicieron una revisión las bolsas, que se mantuvieron con su tradicional método de estimación. Con la recuperación de la producción de maíz, la brecha comenzó a agigantarse.
Ahora me faltan 3,5 millones de hectáreas. Y frente a semejante distorsión entre los cálculos, ¿quién me asegura de qué lado tienen la razón? La transparencia de ese dato para el mercado se fue al tacho.
Hasta el anuncio del gobierno, que al dar a conocer su estimación habló de un saludable crecimiento de la siembra de maíz del 7%, pierde valor.
Parece idiota que no se puede conciliar un único método de cálculo luego de cuatro años desde aquel manoseo. Pero en Argentina algunas cosas cambian para que no cambie nada.