Hoy el mercado internacional procedió tal como indican los manuales de economía: cuando el dinero fiat se desvaloriza, los inversores buscan activos reales para proteger el capital.
Hoy miércoles se conoció el dato de inflación en EE.UU., un 8,3% anual, lo que confirma que el dólar –la referencia monetaria global– sigue su inexorable camino hacia un proceso de depreciación.
Para colmo esta semana se conoció que EE.UU. está a un paso de aprobar un nuevo paquete de ayuda a Ucrania por unos 40.000 millones de dólares, el cual se sumaría al habilitado semanas atrás por 13.600 millones de dólares.
Semejante “sobredosis” de emisión monetaria no hará más que complicar las cosas en un sistema monetario que aún no terminó de recuperarse de la súper inyección de liquidez aplicada por la Reserva Federal de EE.UU. desde 2008 para salvar al sistema financiero internacional del desastre luego de la crisis de las hipotecas “subprime”.
En ese marco, hoy los valores de la mayor parte de las acciones en los mercados bursátiles de EE.UU. volvieron a caer para profundizar el proceso bajista que vienen experimentando en el último mes, mientras que los criptoactivos se están directamente diluyendo frente a la mirada de sus entusiastas (y probablemente incautos) inversores.
La contrapartida de ese fenómeno es una relocalización de capitales hacia contratos futuros de materias primas básicas (commodities), los cuales en su mayor parte registraron importantes alzas en la jornada de hoy, aunque, técnicamente, no se trata de “subas” de precios, sino más bien de un ajuste por inflación.
En lo que respecta a los productos agroindustriales que cotizan en el mercado de futuros estadounidense CME Group, la mayor parte de los mismos terminaron hoy miércoles con alzas, con excepción de la harina de soja, cuyo mayor volumen relativo –producto del crecimiento de la molienda para obtener aceite, commodity “estrella” impulsado por el petróleo al ser insumo base del biodiésel– conspira contra su cotización.