El 13 de marzo del año 1435 fue la primera vez que la uva Riesling fue mencionada en un documento escrito, que debe de haber sido un viejo manuscrito. Por eso se celebra su día ese día, cada año.
Se trata de una variedad blanca originaria de la región alemana del Rin, que ha dado lugar a diversas denominaciones de origen, principalmente en ese país, y también se encuentra en once provincias de Argentina, aunque con muy poca superficie respecto de otros varietales, solo unas 70 hectáreas en total.
Con una presencia más fuerte en la región cuyana, siendo la principal exponente de su producción Mendoza, esta uva de gran acidez se extiende de norte a sur y está presente en Jujuy, Salta, San Juan, La Rioja, Misiones, Santa Fe, Buenos Aires, Neuquén, Río Negro y Chubut.
Su producción respecto al total de la de vid en el país es baja (0.04%), con un total de 72.4 hectáreas cultivos en 2023 según datos del INV. Esa superficie viene a la baja desde 2014, con 27.9% menos de área cultivada.
Actualmente, Mendoza concentra el 64.5% de la producción, seguida por Salta con el 9.4%. El resto de las provincias representan el 26.1%.
En cuanto a su comercialización, en 2023 se vendieron 412 hectolitros (hl) de vino varietal puro y 1 hl cortado con otra variedad. El 76% de eso se volcó al mercado interno y solo el 24% se exportó, siendo el principal destino Brasil, seguido por México, Reino Unido, Canadá y Chile. El Riesling cortado tuvo como único destino Dinamarca.
La comercialización total de vinos varietales elaborados con Riesling es un 29,1% mayor a la registrada en el año 2014.