Hubo otros momentos históricos desde el retorno de la democracia sucedidos en el acto central de la Exposición Rural de Palermo, además de la larga chiflatina que en 1988 provocó el enojo y la reacción del ex presidente Raúl Alfonsín. Su sucesor un año después fue Carlos Menem, del cual ahora puede verse una simpática caricatura televisiva.
Pero los que la pasaron mal en el acto central de 1993 fueron varios colegas periodistas. En aquella Rural, no había grandes conflictos entre los socios de la SRA y el gobierno menemista, que había lanzado la ley de Convertibilidad dos años antes. Pero sí había muchos otros sectores sociales que veían en el acto de Palermo la posibilidad de expresar sus propias protestas.
Eso motivó que el gobierno decidiera copar las tribunas con gente propia. “Vamos preparados. Sabemos que va a haber de todo”, decían los menemistas según las crónicas de la época, que recuerdan un gigantesco operativo de seguridad y a las gradas de Palermo copadas por militantes menemistas.
Eduardo Bustos, periodista agropecuario que hoy trabaja en la web Noticias Agropecuarias y conduce un programa radial en Ecomedios, estuvo aquella mañana de sábado en una Rural copada por el aparato menemista. Y no solo fue testigo directo de lo sucedido sino que también fue víctima de las agresiones que los militantes oficialistas desataron para sofocar cualquier intento de expresión frente al presidente patilludo que ahora, en la seria de televisión, nos provoca risa.
En aquel momento Menem se rodeó de changarines del Mercado Central, a quienes apodaron los “batatas”.
Eduardo reconstruyó en Radio Perfil la escenografía sucedida hace 32 años: “Estaba haciendo una composición del cuadro que se veía en la tribuna que antiguamente le decían ‘de los diplomáticos’. En esa tribuna estaba también un grupo de gente del Mercado Central, changarines, pero además había otro grupo, que era gente de los gremios docentes que estaban justamente en esa tribuna alentados por la entonces dirigente Mari Sánchez. Y abajo, al lado de lo que sería el palco central, estábamos nosotros, los periodistas”.
“Un periodista del cual nunca me voy a olvidar, Sergio Caride, fue con quien comenzó el lío. En ese momento, no sé por qué motivo, Sergio estaba apoyando en una de las vallas que nos meten dentro de un corralito y uno de los batatas justamente lo empezó a increpar y le pega a él. Entonces yo le digo, ¿por qué le pegás al pibe? Y ahí, pum, vino el castañazo”.
-¿Vos también cobraste?
-Exactamente De puro comedido. Por defender a un colega la ligué yo también, y me acuerdo que la pobre Gladys de la Nova, que en ese momento era la que estaba a cargo de Agro en la agencia DyN, me estaba tomando de la mano, no sabía cómo ayudarme, porque yo estaba re mal.
Esa mañana de agosto de 1993, Menem ya había puesto en marcha su plan para obtener la reelección dos años después. Por eso los Batata que cita Eduardo se ocuparon también de sofocar otros focos de posibles críticas. Por caso, estaba en el predio la jubilada Norma Plá, que aparentemente perdió la peluca en los forcejeos. Y también había un grupo de militantes de la Juventud Intransigente, que intentó desplegar una bandera sin éxito.
“Este miércoles a la noche hubo un evento muy importante donde la Revista Chacra cumplió 95 años y estuve con Horacio Esteban, otro gran colega, amigo de toda la vida, que recordó ese episodio. Claro, los pibes jóvenes que hoy están haciendo periodismo agropecuario preguntaban ¿esto qué es? Nunca pasó una cosa así en Palermo. Pero sí pasaban cosas así en Palermo”, relató Bustos.
Cuentan las crónicas de la época que Carlos Negri, un productor de Florencio Varela, se atrevió al primer silbido cuando Menem comenzó su discurso. Varios hombres lo sacaron a empujones. Luego el tal Negri intentó hablar con los periodistas, pero un grupo de 50 forzudos avanzaron para impedirlo mientras vivaban al presidente Menem.
Menem calificó las agresiones como “un hecho policial”.
Pero entre las fuerzas represivas que desplegó el gobierno ese día había un “batata” que se hico más conocido que otros. Se llamaba Miguel Arjona y lideraba a todo el grupo.
Una semana después del acto de Palermo, un periodista de Página/12 llamado Hernán López Echagüe publicó una investigación sobre los “batatas”, que describía cómo el Mercado Central se había convertido en un “centro de reclutamiento de patotas y manifestantes” que prestaban sus servicios a “todas las corrientes del justicialismo de La Matanza”, sobre todo a la agrupación que lideraban Alberto Pierri y Eduardo Duhalde.
A los pocos días de esa crónica, López Echagüe fue atacado en su casa por desconocidos que le tajearon la cara. “Yo siempre laburé para Pierri. A la Rural fui porque él me mandó. El siempre nos pide a los muchachos que vayamos a esos actos”, decía en aquella nota Néstor Acosta, uno de los hombres que quedó detenido en la Rural que pronto salió en libertad.
-¿Vos recordás quién te pegó, Eduardo?- le preguntaron ahora a nuestro colega.
-Sinceramente yo me acuerdo que el que me pegó era uno grandote, más grande que yo que soy alto. Era corpulento. Me dije, una piña de este me arranca la cabeza… Pero bueno, me acuerdo de la cara del chabón. Es como una foto grabada en el fondo de la memoria.