Con la sensación de que hay más coincidencias que diferencias con los principales referentes políticos del gobierno, el Consejo Agronindustrial Argentino (CAA) está terminando su ronda de reuniones y se aproxima al momento de la verdad: la semana que viene, la conducción informal de este espacio de medio centenar de organizaciones del sector se verá las caras con la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, quien será la responsable de manejar el lápiz para ver si es posible escribir el texto de una ley agroexportadora que deje conforme a todos y contemple además las necesidades fiscales del propio Gobierno.
Antes de emprender esta nueva etapa en la que ya no servirán de demasiado las palmadas en la espalda de la política, el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y principal vocero del CAA, José Martins, se mostró ilusionado: “Es realmente muy bueno coincidir con el Gobierno en la visión de los cambios que tiene que tener el sector en términos de infraestructura y de generación de empleos”.
Y es que eso sucede: todos dicen que la salida de esta crisis será exportando más. Y para eso el agro es indispensable.
Entrevistado por la agencia Télam luego de la última reunión política de esta larga gira de presentación (con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro), Martins se dio por satisfecho: “Es muy positivo que en el marco de este abordaje público-privado tengamos el mismo foco en las necesidades que presentamos como país”, agregó.
El problema, como casi siempre, será ver si ahora la política se compromete hacer lo que ha dicho en todas estas reuniones.
En estas semanas de presentación, el CAA (formado por 53 cámaras pero con una decena más que quieren sumarse), sed vio las caras con el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner, el jede de la cámara de Diputados Sergio Massa, varios gobernadores, medio gabinete de ministros, con los senadores de la comisión de Agricultura y hasta con el principal bloque de la oposición, el de Juntos por el Cambio. Todos coincidieron en la necesidad de dar impulso a las exportaciones del sector. Pero nadie dijo cómo.
A trazo grueso, el proyecto que impulsa el CAA para aumentar las exportaciones proyecta una inyección adicional de divisas de 35 mil millones de dólares, hasta llegar a los 100 mil millones exportados en 2030. Pero para eso reclama estabilidad en las reglas de juego, además de una serie de estímulos impositivos, como el regreso de los reintegros de exportación, a posibilidad de descontar gastos en insumos del impuesto a las Ganancias y, obviamente, una revisión del esquema de derechos de exportación, las benditas retenciones.
La propuesta, que reclama empezar al menos con la eliminación de este tributo para las economías regionales, podría generar 210.000 empleos directos y 700 mil indirectos, según las cuentas del propio sector.