De cara a su reunión anual, esta semana en París, la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA) elaboró su primer informe sobre sanidad animal mundial, con conclusiones poco felices. Entre las que más alarma generaron se encuentran la dispersión de enfermedades a nuevas regiones del mundo que anteriormente no estaban afectadas, y el hecho de que casi la mitad de ellas pueden transmitirse hacia las personas.
“La propagación, prevalencia e impacto de las enfermedades animales infecciosas están cambiando, lo que plantea nuevos desafíos para la agricultura, la seguridad alimentaria, la salud humana, el desarrollo y los ecosistemas naturales. Con este nuevo informe, la OMSA arroja luz sobre los problemas de salud interconectados y las soluciones que pueden mejorar la sanidad animal y, por ende, la salud global”, declaró la Dra. Emmanuelle Soubeyran, Directora General de aquel organismo mundial.
El trabajo, presentado en el Foro sobre Sanidad Animal, donde expertos debatirán sobre vacunación e innovación en la prevención de enfermedades, pone el foco en distintas enfermedades.
En el caso de los brotes de influenza aviar (IAAP), se reveló que el número de casos aumentó a más del doble en 2024, alcanzando 1022 brotes en 55 países, frente a 459 en 2023.
Cabe recordar que en las últimas dos décadas esta enfermedad provocó el sacrificio o pérdida de más de 630 millones de aves, y que durante el último año avanzó hacia zonas donde hasta el momento no se encontraba presente.
Aún así, los autores del informe llevaron algo de tranquilidad al decir que “si bien el riesgo de infección humana sigue siendo bajo, cuantos más mamíferos como bovinos, gatos o perros se infectan, mayor es la probabilidad de que el virus se adapte a la transmisión entre mamíferos e incluso a los humanos”.
Otras dos afecciones consideradas fueron la peste de los pequeños rumiantes (PPR), que tradicionalmente afecta a ovejas y cabras en países en desarrollo, y que recientemente reapareció en Europa; y la peste porcina africana (PPA), que llegó a Sri Lanka, a más de 1.800 kilómetros de distancia del brote más cercano.
“Casi la mitad de las enfermedades incluidas en la lista de la OMSA y notificadas entre 2005 y 2023 se consideran una amenaza para la salud humana, con potencial zoonótico”, indicaron desde aquel organismo.
¿Y cuáles son los factores que más influyen en este escenario? El trabajo apuntó contra el cambio climático y el aumento del comercio. En este sentido, afirmó que muchas de las enfermedades pueden prevenirse “mediante una combinación de vacunación, mejoras en la higiene y medidas de bioseguridad”.
Pero esto podría no ser tan sencillo, teniendo en cuenta sobre todo que el acceso a vacunas sigue siendo desigual a nivel mundial.
Es por eso que desde 2006 la OMSA asiste a los países a través de sus bancos de vacunas. “Actualmente gestiona dos: uno para la rabia y otro para la PPR. En mayo de 2025, el Banco de Vacunas contra la Rabia de la OMSA había entregado casi 30 millones de dosis para perros a países de África y Asia. Sin embargo, los avances hacia la eliminación de la rabia se han estancado: el porcentaje de países que reportan aplicar medidas de control pasó del 85% al 62%”, detallaron.
La directora Soubeyran señaló: “Junto con otras medidas, la vacunación sigue siendo una de las herramientas más eficaces para prevenir enfermedades, salvar innumerables vidas, evitar pérdidas económicas y reducir la necesidad de tratamientos antimicrobianos. Para limitar la propagación de enfermedades altamente dañinas como la gripe aviar, la fiebre aftosa y la PPR, la comunidad internacional debe reforzar la cooperación y garantizar un acceso equitativo a vacunas seguras y eficaces, junto con otras medidas de control.”
El informe retomó luego otra problemática ya difundida como es la Resistencia Antimicrobiana (RAM).
Los datos más recientes indican que el uso de antimicrobianos, incluidos antibióticos, en animales disminuyó un 5% entre 2020 y 2022, siendo Europa la región con mayor descenso (23%), seguida por África (20%). Sin embargo, uno de cada cinco países sigue utilizando antimicrobianos como promotores del crecimiento, una práctica desaconsejada por aquel organismo sanitario.
Una investigación previa mostró que la RAM podría causar pérdidas en el ganado que afecten a la seguridad alimentaria, y pérdidas económicas de hasta 100 billones de dólares estadounidenses, de no tomarse medidas urgentes.
“La OMSA hace un llamado a invertir en el fortalecimiento de los Servicios Veterinarios nacionales, mejorar la coordinación global y regional, y desarrollar sistemas eficaces de vigilancia de enfermedades. Esto incluye herramientas de diagnóstico avanzadas para diferenciar animales vacunados de los infectados, lo que permite un seguimiento preciso y transparencia comercial”, concluyeron.