Las exportaciones de carne de Argentina dependen mucho de China. El 75% de lo que se embarca tiene ese destino. Pero ese mercado está en las últimas semanas pagando valores más bajos, lo que atenta contra la rentabilidad de un negocio que pierde competitividad debido a las intervenciones oficiales en el rubro y por la frágil macroeconomía argentina.
Además se espera que China descienda su nivel de demanda el año que viene, lo que complicaría más las cosas en la industria frigorífica exportadora.
Según los datos que publicó el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en 2023 el gigante asiático importaría 2,85 millones de toneladas de carne vacuna lo que significaría una caída de nada menos que 10% con respecto a este año, cuando alcanzaría las 3,15 millones de toneladas.
La caída en las necesidades de compra de China tiene que ver con la recomposición de su propia producción de cerdos. Luego de los impactos notables que tuvo la peste porcina africana, para 2023 se espera que ese país produzca 52 millones de toneladas de carne de cerdo, apenas 2 millones menos que en 2018.
A eso se suma su crisis interna, la continuidad de la política de “Covid Cero” que clausura ciudades enteras y condiciona el consumo, y la devaluación de su moneda.
Pera los exportadores argentinos además enfrentar otros problemas.
Por un lado, Brasil, que es el gran productor y exportador mundial de carne vacuna, puede seguir despachando sin mayores dificultades a los precios actuales gracias a que sus empresas tienen un mejor tipo de cambio respecto de los argentinos. Pero además disfrutan de un alto nivel de productividad. En definitiva, la suya es una economía mucho más competitiva. Por eso en los últimos meses le vendieron a China unas 135 mil toneladas por mes como promedio.
Por otro lado, los problemas cambiarios de la economía local que generan fuerte preocupación: “Con esta baja de precios y el tipo de cambio atrasado el negocio perdió mucha competitividad”, dijo un empresario del sector. Y agregó: “la caída de estos meses pega fuerte y la tendencia no es buena para los meses que vienen. Para muchos cerrará un año a pérdida con estos números en baja del valor de la carne”.
La toneladas de garrón y brazuelo, que se llegó a vender en más de 8.000 dólares la tonelada, hoy ronda los 5.500. La baja fue de 35%. En el caso de los cortes Hilton que van a Europa también hubo una caída marcada. La tonelada vale 9.000 dólares cuando no hace tanto se llegó a negocios en 13.000/14.000 dólares.
Vale decir que los precios de la carne exportada, más allá de estas bajas, son todavía más altos que los promedios históricos. Pero como los exportadores liquidan sus dólares al tipo de cambio oficial menos retenciones, no siempre se ven bien recompensados. La industria opera con el tipo de cambio mayorista de Banco Nación al que hay que restarle 9% del impuesto a las exportaciones.
El “dólar carne” ronda los 140 pesos y con ese dinero los frigoríficos salen a comprar novillos, cuyo valor les termina resultado caro. Pagan 350 pesos por kilo vivo, que son más de 4 “dólares carne” por el kilo en gancho. Al mismo tiempo, el productor percibe un precio bajo debido a que con ese ingreso en pesos debe afrontar gastos que crecen al 80/100% interanual y con un dólar real de 280/290 pesos.
El escenario, tal como está planteado, da cuenta de que el modelo que exigen las políticas oficiales se sostiene solo cuando existen altos precios del producto que se exporta. Con esta inflación y el tipo de cambio oficial y sectorial tan atrasado, el negocio no resiste si estos valores caen.
Igual acá, los paladines de la especulación la siguen subiendo. JNC y JNG urgente.
Manga de turros
Es un pequeño aporte. La foto de la vaca en el anuncio es de un animal Holando, es lechera, no es vaca de carne. Gracias…Fernando