Ante la crisis de la penosa y continua caída de la rentabilidad de la producción frutihortícola en el Alto Valle de Río Negro, Encarnación Peche,
de 64 años de edad, productora de manzanas, poco a poco va reconvirtiendo su chacra de 5 hectáreas para no perderla, sino seguir haciéndola rendir de algún modo.
Es la chacra número 59, ubicada sobre la ruta 65 y calle Bahía Blanca, a 3 kilómetros de la ciudad de Allen.
Así fue como, “Encarnita” , decidió dedicar algunas hectáreas a otras actividades. La principal, que ella tenía como vocación desde hace 42 años y
para la cual se había capacitado, hasta en Europa, fue la gastronomía. De modo que montó un salón de fiestas en un gran galpón, donde hoy brinda un servicio de alta calidad, con almuerzos, cenas y hasta espectáculos. Ya es un clásico celebrar el día del amigo, pero ya está preparando empanadas y locro para el 1 de mayo con espectáculo folklórico.
Allí elabora sus propias recetas y aprovecha las manzanas de su chacra, pero también tiene algunos olivos, de modo que prepara aceitunas griegas, y además posee nogales y variedad de frutas. Ella prepara su propio jamón crudo y cocina exquisiteces como por ejemplo, una torta de peras espectacular por su sabor y su vista. De entradas sirve una mesa con escabeches, arrolladitos, fiambres, todo casero.
Y los platos, abundantes como eran antes, que pueden ser pastas deliciosas, asado, empanadas de cordero y manzana, salsas de ciruelas, o un agridulce
con peras maduras, todo acompañado de panes caseros, pero el especial es
el clásico pan de campo recién horneado, como también una pata de cordero cocinada al horno, pero cubierta de rodajas de peras o de manzanas, algunas hierbas y aderezos que ni les cuento…
El lugar tiene estacionamiento propio, con un jardín en su entrada, ideal para sacarse fotos de recuerdo. Festeja muchos cumpleaños, y ha celebrado casamientos, despedidas, congresos, y algunas veces cenas o almuerzos con show, donde suele convocar al cantor Gustavo Molina, muy querido por la
gente del Alto Valle.
Como la rentabilidad de la producción de manzanas no cubría ni los costos, antes de llegar a vender la chacra de su padre Nicolás Peche López, que con la misma pudo mantener a toda su familia, Encarnita decidió, no sólo crear el salón de fiestas, casa de te y restorán “Finca Don Nicolás”, sino además, ahora ha separado una chacra donde montó una cancha de fútbol, que alquila. Encarnita se emociona al contarme que en ella se celebran campeonatos, y los trofeos llevan el nombre de su padre, “Don Nicolás”.
Pero Encarnita es la mamá de Sebastián Hernández, presidente de la Cámara local de Fruticultores y ahora Presidente de la Federación de Fruticultores de Río Negro y Neuquén, que con 43 años de edad, y cuarta generación de productores del Alto Valle, lucha con su equipo por salvar a los pequeños y medianos fruticultores, y ella lo apoya incondicionalmente, siendo su secretaria desde hace once años.
La cámara contaba con 308 productores y ahora son 220, dice Encarnita, para hacernos notar la caída de los productores que, de más de 6000 han quedado apenas 1500. Pero es notable que la superficie producida sigue siendo casi la misma, de modo que unos pocos productores han ido absorbiendo a los que se han ido fundiendo, lo cual señala una concentración en cada vez menos manos.
Este martes 23 de abril marcharán los productores del Alto Valle a la Plaza de Mayo a protestar por la grave crisis que atraviesa el sector. Llevarán 600 cajas de manzanas y otras 600 de cítricos, ya que se unen los productores del litoral. El día 24 marcharán al Congreso a encontrarse con senadores y diputados. El 25 irán al Ministerio de la Producción con reclamos muy concretos.
Encarnita ha visto pasar muchos gobiernos con promesas incumplidas, y ya casi ha perdido la esperanza en que se planifiquen políticas de Estado que den soluciones a corto y largo plazo para el sector. Pero su hijo mantiene su esperanza intacta y lucha día a día, convencido de que poco a poco irá
logrando mejores condiciones, porque sabe que si no, las nuevas generaciones no querrán continuar con la actividad de sus predecesores, sino más bien preferirán migrar a las grandes ciudades a estudiar marketing, entre otras cosas.
Encarnita quiso dedicar a nuestra audiencia un clásico del folklore: “Amor de los manzanares”, de Eduardo Julio González, que es el mismísimo Eduardo “Negrín” Andrade, gran autor y guitarrista, entre otras maravillas, de “La urpilita perdida”, interpretada por Claudio Parra y excelentes músicos: