Además de ser un tipo de carne cada vez más elegida por su precio diferencial con la carne vacuna, incluso superó el nivel de consumo de esta en abril según datos del Ministerio de Agricultura, el pollo tiene propiedades nutricionales diferenciales que facilitan su ingesta temprana.
Según el Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (CINCAP), su perfil nutricional y sus características sensoriales, hacen que esta carne pueda ser consumida a partir de los seis meses de vida.
“Luego de este momento, la leche materna por sí sola deja de ser suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de los lactantes. Tanto el organismo del bebé como su desarrollo motor están en general lo suficientemente maduros como para procesar otras comidas”, indicaron desde CINCAP.
Cifras oficiales confirman que en abril los argentinos finalmente comimos más pollo que carne vacuna
En lo que respecta a su valor nutricional, el pollo ofrece proteínas de óptima calidad y de fácil digestión, indispensables para el crecimiento. Aporta además numerosas vitaminas del complejo B y tiene hierro de fácil absorción, un nutriente crítico en este período de la vida, al igual que el zinc.
“Por otro lado, su sabor suave hace que sea fácilmente aceptado, al tiempo que permite combinarlo con todo tipo de alimentos y condimentos adecuados para la edad, si la idea es realizar preparaciones variadas y atractivas”, remarcaron.
En cuanto a sus características sensoriales, la carne de pollo es más tierna que la carne vacuna, por lo que es ideal para incorporar en papillas, ya sea hervida, al horno o a la plancha sin costra, desmenuzada o rallada. Más adelante podrá ofrecerse en pequeños trozos, que el niño puede tomar con sus propias manos.
“Los primeros alimentos tienen una función “educativa” ya que permiten al niño explorar nuevas texturas y sabores, al tiempo que contribuyen al desarrollo de habilidades masticatorias y deglutorias”, agregaron desde CINCAP.
Y vos, ¿le das a tus hijos pollo?