El jugo de uva concentrado, más conocido como mosto, representa una caso de éxito argentino, porque el país pasó de ser un jugador marginal al principal exportador mundial del producto.
La performance del mosto argentino coincide con los treinta años que en 2021 cumple la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto de Uva (Cafem), institución gremial empresaria que nuclea e integra a más del 90% de los fabricantes de Argentina.
Cuando se fundó la Cámara Argentina del Mosto en 1991, en Argentina se producían por año 148 millones de litros de mosto (sumando el total de virgen, concentrado y sulfitado). Al 2020 (último año completo relevado) el país elaboró 442 millones de litros, según datos aportados por el Observatorio Vitivinícola Argentino.
El mosto virgen es lo que queda de la prensada de la uva en fresco y aún no comienza el proceso de fermentación, mientras que el concentrado cuenta con un proceso de deshidratación posterior. Y el sulfitado, por último, es el mosto fresco que se lo conserva mediante el agregado de anhídrido sulfuroso o metabisulfito de potasio.
Entre 1992 (dato más antiguo del que se tiene información) y 2020, las exportaciones argentinas de mosto en volumen crecieron 249% al pasar de 38.777 a 135.387 toneladas. Mientras que, en facturación las ventas al exterior evolucionaron en el período de 41,2 a S138,0 millones de dólares.
Hoy Argentina es el mayor exportador mundial de mosto en volumen y el segundo en facturación. Los mayores compradores de jugo concentrado de uva argentino son EE.UU. (capta 35% de las exportaciones locales), Japón (21%), Sudáfrica (18%) y Canadá (9%). Le siguen un poco más lejos Chile, Turquía, Rusia, Países Bajos, España, China, Arabia Saudita, México y Colombia.
El mosto, un endulzante natural, se emplea en la elaboración de jugos, gaseosas, jarabes, vinos, comidas para bebes, productos farmacéuticos, golosinas, dulces, mermeladas y edulcorantes.
“Se han ido desarrollado y consolidando nichos que a futuro tienen un enorme potencial para seguir creciendo, como son los mostos orgánicos, las certificaciones religiosas, mostos blancos y tintos, aromáticos y de distintos tipos”, explica Sergio Colombo, miembro fundador y ex gerente de la Cámara Argentina del Mosto, por medio de un comunicado.
El mosto, además de ser una fuente de generación de empleo y divisas, es un factor es estratégico para la vitivinicultura argentina puesto que toma, año tras año, aproximadamente 25% a 30% del volumen total de la cosecha de uvas, lo que permite “equilibrar” los stocks de vinos y por ende influir positivamente sobre los precios del mercado.
“El jugo concentrado de uva es un producto de una importancia clave y de extraordinaria nobleza que, por un lado, permite incrementar las exportaciones del sector vitivinícola, puesto que tiene una gran demanda mundial por ser un alimento sano; mientras que, a la vez, presta un gran servicio a la industria del vino al absorber una parte importante de la producción de uvas, lo que permite mantener el equilibrio en los distintos mercados y tener precios razonables para toda la cadena”, José Alberto Zuccardi, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar).
Además, las empresas del sector emplean a unas 600 personas de forma directa y la oferta de uva para mosto proviene de alrededor de 5000 pequeños y medianos productores de distintas provincias; y se enfoca en variedades “cerezas o criollas”.
“Hay un gran futuro por delante y para ello estamos trabajando en distintas opciones de crecimiento de nuestras exportaciones, como programas de desarrollo de mostos de nicho orgánicos, tintos, de uvas varietales; y en diversificar mercados como ha sido recientemente Arabia Saudita, al tiempo que buscamos fidelizar los destinos tradicionales a través de discusiones arancelarias, sistemas generales de preferencias o mediante acuerdos de libre comercio”, explica Fernando Morales de la Cafem.
“Sabemos que el mosto ha cumplido expectativas mucho más allá de las que estaban planteadas en un principio y hoy con nuestro presente estamos haciendo un gran aporte al desarrollo de las economías regionales, en especial en las provincias de San Juan y Mendoza”, añade.