Según todos los diarios, se espera el anuncio para las próximas horas: El equipo económico tendría decidido disminuir 3 puntos (de 33% a 30%) las retenciones a la soja como manera de tentar a los productores a vender a mejor precio las 17 millones de toneladas de la cosecha (que fue de 50 millones) que tienen en su poder. Tras estas ventas, en el imaginario oficial, los exportadores liquidarán las divisas que obtengan por exportar esa soja. Y todos celebraremos por estirar la agonía del dólar oficial.
Ya se había pronunciado Carlos Achetoni, de la Federación Agraria, enojado porque las grandes cerealeras se hacían las “solidarias” con el dinero de los productroes. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) salió también con lkos tapones de punta: frente a la posibilidad de un anuncio, salieron a rechazarlo antes de que se produzca.
Ruralismo de anticipación, que anticipa un nuevo quiebre entre el ruralismo y el gobierno de Alberto Fernández. En todo caso, CRA ya aclaró que no ha participado de ninguna negociación y abonó la teoría que dice que esta baja de las retenciones (serían de 30% el primer mes, de 31% el segundo mes y de 32% el tercer mes) de la soja parece hecha a medida de los exportadores.
En su comunicado, CRA explicó que en el campo nadie ha retenido más soja que en otros años. “En la comparativa interanual se ha liquidado hasta este momento solo un 3% menos de soja que el año anterior (62% vs 65%) pero a su vez un 3% más de maíz (71% vs 68%)”.
Y avisó que “según las estimaciones, 17 millones de toneladas de soja se encuentran en manos de los productores y también unas 8 (como base) a 13 millones están en manos de los exportadores dependiendo el analista que se consulte”. Esto quiere decir que no solo quienes hayan retenido soja en el campo podrían baneficiarse con esta rebaja puntual del tributo, sino también las exportadoras, que compraron soja descontando 33% al productor y podrán venderla ahora tributando solo 30%. El diferencial histórico de retenciones, pero conseguido de otro modo y solo por una porción de la producción.
“Una baja de 3 puntos porcentuales y por un corto período sólo estimulará la liquidación de aquellas toneladas en manos de los exportadores que rápidamente harán una toma de ganancias, aprovechando liquidar con un 30% de derechos de exportación aquello que compraron descontado de un derecho del 33% y nuevamente se habrá generado de facto un diferencial, es decir una traslación de recursos desde el sector productivo al industrial”, explicitó CRA.
El Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) hizo cuentas parecidas. Apuntó que:
- El stock actual de soja en manos de los productores es similar al que tenía en el mismo ejercicio comercial del año anterior.
- El volumen actual de 16,8 millones de toneladas equivale al horizonte de planificaciones de molienda esperado para lo que resta del año hasta que ingrese al mercado la nueva campaña agrícola 2020/21.
- Como todos los años,entre octubre y febrero se venderá todo el stock de la campaña pasada, generando un ingreso de divisas por unos 7.200 millones de dólares (si se mantienen los actuales valores) los que ingresarían a la economía Argentina en los próximos cinco meses, para poder comprar a los productores estos granos.
“El gobierno con esta medida pretende que los productores decidan adelantar la venta de soja con un supuesto beneficio tributario, sin considerar la totalidad de los costos y riesgos, económicos y financieros en los que podría incurrir el productor, por salir de un formato que no conoce, pasando a un esquema de mayor incertidumbre y máxime si parte de su costo adicional incurrido para almacenarlos ya los tiene hundidos”, evaluaron los economistas de la Rural. Por cierto, si venden los granos en silobolsas, los productores no tendrían chances de calzarse en dólares, para preservar el valor de su dinero.
Desde esta entidad, esta rebaja de las retenciones a la soja no llegaría a beneficiar al productor, salvo marginalmente. Y también marcaron que la medida parece más útil y beneficiosa para la industria aceitera y la exportación, que aunque parezcan dos sectores distintos son las mismas empresas.
“Esta medida que busca adelantar la liquidación de divisas, es una instrumento ineficiente y costoso, un parche que posterga la posibilidad de impulsar una solución de fondo, genera un incentivo negativo concreto para el productor por la distorsión que le agregan al mercado, a causa de la temporalidad, sumado a que finalmente el productor igualmente terminaría vendiendo su cosecha en función de la medida que tiene ya planificado vender su producción”, evaluó la SRA.