El presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Robero Domenech, explicó que el consumo de carne de pollo en la Argentina está estabilizado desde hace cinco años entre 42 a 45 kilos anuales per cápita. En tanto, la producción está estabilizada entre los 50 y 51 kilos. En consecuencia, sobra oferta.
“Hay mucha carne en el mercado”, dice Domenech. “Si sumamos la vacuna, porcina y aviar, estamos en los 160 kilos anuales para toda la población argentina, y el consumo está en 120. Tal diferencia de 40 kilos hay que ubicarla afuera”.
El presidente de CEPA, en ese sentido, comentó que el mercado internacional del pollo está complicado para poder exportar. “El precio no está bueno”, comentó. Son muchos los jugadores y más potentes que la Argentina. De los 11,5 millones de toneladas que se comercian en todo el mundo, 4,5 millones los pone Brasil, 3,7 millones EE.UU., 1 millón la Unión Europea y el resto (entre los que está Argentina), se mueven entre 0 a 500 mil toneladas.
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En cuanto al encarecimiento del insumo principal de las granjas avícolas, el maíz, por la eliminación de las retenciones. Domenech dijo que este ‘subsidio’ era para los consumidores, no para las granjas. “Los productos que dependían del maíz y el trigo, aumentaron consecuentemente”, aclaró. Así que el principal perjudicado resultó el consumidor.
“Encima vino de la mano del sinceramiento cambiario. No digo que no eran medidas necesarias, pero vinieron todas juntas”, argumentó el directivo avícola. “La intención fue la mejor, pero no se midieron consecuencias”.
“Con la mesa de las carnes estamos trabajando muy bien. Aunque todavía reparando viejos problemas, sin planificar a futuro”, concluyó.