Rizobacter, la empresa argentina que está ingresando en el mercado internacional con muchos bioinsumos elaborados en Pergamino, anuncio en los últimos días dos novedades de importancia para ellos: La apertura de su segunda planta tras una inversión de 10 millones de dólares, que incrementa 50% la capacidad de producción, y la apertura de una nueva filiar en México, dentro de un agresivo plan de expansión internacional.
Ricardo Yapur, el presidente de Rizobacter, habló sobre la actualidad de esta firma, que ya se ha convertido en una suerte de multinacional de origen argentino.
-Mucha gente no sabe qué es Rizobacter y qué produce.
-Rizobacter es una empresa que tiene 47 años en el mercado de biosoluciones, que arrancó en 1977, cuando todavía el tema biológico era algo que no se conocía prácticamente, o que no había idea de que con biológicos íbamos a tener soluciones para la defensa de los cultivos.
-Claro, porque recién ahora se puso de moda el término agroinsumo, biológico, etcétera.
-Hoy es la exigencia de la sociedad, que está pidiendo todos los días productos con menos residuos, más limpios. Hay una sociedad económicamente poderosa, que puede pagar los productos que se tratan con biológicos, porque normalmente muchos de esos productos terminan siendo más caros en la mesa, y esa sociedad puede pagar productos limpios, con trazabilidad. Los biológicos vienen a cubrir una exigencia a la demanda de la sociedad.
-Pero es curioso que lo hayan visto en 1977. Los argentinos no habíamos ganado el primer mundial todavía.
-Totalmente de acuerdo. Eso te habla de la visión que tuvo el fundador de la empresa, el ingeniero Miguel Harnan, que era un irlandés que se había venido a trabajar en los ferrocarriles ingleses, con su padre, que lo había traído del chico. Estudió acá, hizo un máster en Estados Unidos, y volvió con la idea de que tenía que empezar a trabajar con biológicos. Así empezó a trabajar hasta 1981, que formó la sociedad en la cual yo me integré. Yo no soy fundador, el fundador era él, pero bueno, en esa época éramos cuatro…
-¿Y ahora?
-Hoy somos 700, estamos en más de 45 países, y bueno, la de México es la novena filial que abre la empresa en distintos países del mundo para poder vender sus biológicos en distintos lugares.
-Ahora, “biológicos” es un genérico. Es un universo. Dentro de los biológicos, ¿cuál es el producto estrella? ¿Qué es lo que más producen?
-Nuestro producto estrella y que nos llevó a entrar al mundo por todos lados fueron los inoculantes para soja, que son unas bacterias fijadoras de nitrógeno que te independizan a la leguminosa del nitrógeno químico, es decir de la urea, que sería lo más simple. El aire que nosotros respiramos tiene casi 80% de nitrógeno, pero no es asimilable para los seres vivos. Estas bacterias lo que hacen es transformar la energía de la planta en la fijación de ese nitrógeno y entregarle a la planta, a la leguminosa, ese nitrógeno, para que con eso se transforman en aminoácidos, y los aminoácidos en proteínas. Las leguminosas son muy ricas en proteínas. O sea, hoy cuando vendes una soja, la vendes por el aceite, pero también la vendes por el tenor de proteína.
-¿Y ese es un tratamiento previo a la siembra?
-Ese es un tratamiento previo a la siembra que se hace tratando la semilla. Pero hoy la empresa Rizobacter ha sido comprada en un 80% por Bioceres, y Bioceres además compró hace dos años una empresa en Estados Unidos que se llamaba Marron BioInnovation. Esa empresa lo que hacía era investigación, desarrollo y generación de productos de base biológica. ¿Qué son esos productos? Bioinsecticidas, biofungicidas, bionematicidas, y la estrella son los bioherbicidas, productos que todavía están en desarrollo y que no están en el mercado.
-¿Es decir que están tratando de reemplazar toda la paleta de agroquímicos? ¿A todas las funciones que tenían históricamente desde la Revolución Verde, ustedes están tratando de buscarle una solución biológica?
-Totalmente de acuerdo. Hay muchas empresas y startups que vienen desarrollando productos y tienen un biofungicida, un bioinsecticida o un bionematicida. Rizobacter, entre lo que tenía y lo que compra Bioceres, es la única empresa que tiene toda la paleta de productos para control biológico o para fertilización biológica. Esto nos lleva a que hoy estamos registrando en muchos lugares del mundo productos que nosotros como empresa no los teníamos. Pero los estamos registrando porque Marron había desarrollado todo un proyecto de investigación y desarrollo, pero le faltaba registro. Estos productos tienen que registrarse los distintos organismos, como el Senasa en Argentina, para de esa manera poder despacharlo a plaza.
-¿Y qué implica abrir una filial en México? ¿Implica empezar a producir el biológico allí? ¿Implica exportar desde la Argentina?
-Esta es la novena filial. Estamos en Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, Colombia, ahora México, Estados Unidos, Francia para la Unión Europea y Sudáfrica. ¿Qué implica? Que salvo en Brasil, que estamos produciendo algunas cosas, todo se produce en Pergamino. Si vamos a los biofungicidas o los bioinsecticidas de origen de la empresa Marron, esos se producen en Estados Unidos. Pero el resto de las cosas, todas se producen en pergamino y desde acá se despachan al mundo con lo bueno y lo malo, con las complicaciones de llegar al mundo pero con trabajo argentino. Hoy Rizobacter tiene 700 personas en el parque industrial de pergamino.
-¿Por todo eso decidieron la inversión que anunciaron el año pasado de ampliar la capacidad de producción a casi 8 millones de litros anuales?
-Totalmente. Porque además hicimos un acuerdo con Syngenta para que distribuya nuestros inoculantes en distintos lugares del mundo, menos en Argentina. Entonces hoy Syngenta lo está llevando a todos lados. Nosotros no teníamos la capacidad a veces de llegar a muchos lugares, pero Syngenta puede llegar a todos. Eso nos lleva a que tengamos que producir más para poder atender ese mercado. Y eso nos llevó a tener que hacer una inversión en una nueva planta que inauguramos hace un mes atrás.
-¿Entonces esa segunda planta ya está produciendo a pleno?
-Estamos produciendo con todo y eso me pone muy contento. Es un poco el objetivo de Rizobacter, siempre fue ir hacia adelante. El mejor ejemplo es que la decisión de la inversión en esa planta se tomó en el invierno del 2020, en plena pandemia, en ese momento decidimos que íbamos a invertir 10 millones de dólares, cuando no sabíamos para dónde iba a ir el mundo. Lo que sí sabíamos era que la gente iba a seguir comiendo y teníamos que seguir produciendo productos para mejorar la agricultura.
-Evidentemente saben además que es una tendencia irrefrenable el corrimiento hacia los insumos biológicos. ¿Es una batalla ganada?
-Totalmente de acuerdo. Europa está muy complicada con ese tema, se están bajando muchos activos químicos y se van reemplazando en la medida que van apareciendo por biológicos.
-Ahora: ¿tenemos motivos de enogullecernos nosotros los argentinos de Rizobacter y por qué?
-Rizobacter es un ejemplo en muchos sentidos. Cuando vos pensás que 40 años atrás éramos 4 personas y hoy somos más de 700; que facturamos en total casi 300 millones de dólares desde Pergamino; que hacemos investigación, desarrollo, generamos tecnología desde el interior, que no es lo mismo que manejarse desde Buenos Aires. No es fácil y nosotros lo hemos ido logrando con una ruta clara. Y pensá que Rizobacter atravesó todas las calamidades que le ha pasado a este país, desde la guerra de Malvinas. Todas las calamidades que atravesó el país, nosotros las atravesamos. Y
-¿Y quién le quita los tres campeonatos mundiales que ya vivieron?
-Es muy lindo. Yo no fui a Qatar, pero un año atrás había estado en Jordania, un país donde vendemos y lo atendemos desde Francia. Llegar a Jordania y ver los sobres de inoculante Rizoliq que los productores estaban usando, no te puedo, no te puedo… Es como ganar un mundial.
este turco les vende helados a los esquimales. .podras encontrar un ligero parecido, pero para ganarle tenes que correr un poco.