La renuncia de Pablo Cortese a la conducción del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), tomó a más de un integrante de la cadena agropecuaria por sorpresa. Para otros, en cambio, el contexto de enfrentamiento entre laboratorios veterinarios, a raíz de la flexibilización para importar productos sanitarios de países considerados como equivalentes, desgastó mucho la figura del ex funcionario, que no logró sobrellevar las presiones internas y que incluso enfrentaba la resistencia de cierta línea interna del propio organismo.
Algunas de esas señales de cansancio quedaron de manifiesto en una reunión realizada el viernes pasado entre Senasa y las cámaras Caprove (Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios) y Clamevet (Cámara de Laboratorios Argentinos Medicinales Veterinarios). Fue una de las últimas apariciones de Cortese como presidente de ese organismo, y según versiones recogidas, la que lo habría convencido de presentar su renuncia.
En medio de la guerra por la vacuna anti aftosa, renunció Pablo Cortese a la presidencia del Senasa
“Con el diario del lunes, y por la forma en que habló, puede que ya lo tuviera en mente”, dijo a Bichos de Campo una fuente consultada que asistió a ese encuentro.
Aunque el objetivo de la cita –que fue organizada por el ente sanitario- no fue explicitado en un primer momento, el tema central fue el creciente temor de los laboratorios por el ingreso de productos del exterior sin los debidos controles, algo que en las últimas semanas inspiró distintos comunicados y cartas dirigidas al ahora ex funcionario.
La flexibilización de esas normativas (que también rigen para fertilizantes y agroquímicos) fue una imposición al Senasa del ministro Federico Sturzenegger, quien últimamente actuaba como único soporte político de Cortese. Este, a su vez, había perdido la confianza del Ministerio de Economía, que (con Juan Pazo a la cabeza) había intentado suplantarlo y comenzó a controlar todos su movimientos copando la gerencia general del Senasa con María Eugenia Barbieri, una funcionaria todoterreno.
La elección de María Beatriz Pilu Giraudo como sucesora de Cortese, confirmada a Bichos de Campo por esta misma funcionaria, fue la prueba de que finalmente Economía había ganado la pulseada.
Pero la reunión del viernes fue determinante para apurar este desenlace: En el marco de la guerra de los laboratorios por el mercado de la vacuna contra la aftosa (que Sturzenegger quería flexibilizar apurando la importación desde países equivalentes que firmó Cortese), una intimación enviada por el apoderado de Biogénesis Bagó -histórico fabricante local de esa vacuna- subió el voltaje de la polémica, ya que exhortaba a Cortese a dar información sobre una presunta importación del inóculo, argumentando que “se habría realizado por fuera de los marcos legales”.
Aquella denuncia hacía referencia a un episodio sucedido en diciembre, cuando ingresaron por Ezeiza dosis de vacunas antiaftosa Ourovac, elaboradas por el Laboratorio Ourofino de Brasil e importadas por Tecnovax, la empresa que está intentando “romper el monopolio”. La supuesta ilegalidad fue negada de plano por el propio titular de Senasa, quien consultado por este medio, durante la Exposición Rural sostuvo que la carta era “totalmente improcedente”.
Pero con esa mochila llegó el ex presidente de Senasa al encuentro con la industria veterinaria, acompañado por su vice Néstor Osacar; el director general de Laboratorios y Control Técnico, Rodrigo Balzano; la veterinaria Rosalía Jaume, de la Dirección de Productos Veterinarios; y Daniel Caria, de la Dirección Nacional de Sanidad Animal.
Según pudo saber Bichos de Campo, algunos laboratorios insistieron en esa reunión que la definición de “países equivalentes” aún no estaba del todo clara, y que se temía por el impacto de la medida en el estatus sanitario argentino, ya que podrían ingresar sustancias peligrosas eludiendo los históricos controles. Es que la norma impulsada por Sturzenegger, en los hechos, libra a los importadores de tramitar los complejos registros ente Senasa siempre que traigan los productos de un listado de países supuestamente similares.
En este sentido, otra fuente indicó a este medio que, durante la reunión, Cortese se refirió a la génesis de este enfrentamiento entre laboratorios, y afirmó que la solución era la negociación y el diálogo.
“Dio cuenta de que la calidad sanitaria de los productos se mantendría durante todo el proceso, y que se encaminaría hacia ese objetivo la metodología de trabajo. Se lo veía afectado porque había recibido cartas a documento en su casa, ni siquiera en su oficina. Como que se había vuelto algo más personal. Con este encuentro de alguna forma bajaron los decibeles de toda la discusión, pero parece que no terminó siendo así”, afirmaron a Bichos de Campo.
Otra fuente consideró que a pesar de las presiones políticas sobre el organismo, el funcionario mantuvo un encuentro amable y se comprometió a restablecer una comunicación fluida, además de realizar encuentros periódicos de trabajo con las empresas del sector, a partir del mes de agosto.
Una curiosidad fue la broma (o no) que se escuchó al principio de la tensa reunión. “Antes del inicio de la reunión los funcionarios dijeron que no iban a cachar a nadie, pero que no se podía grabar y que lo que se decía ahí quedaba ahí”. Esta supuesta chanza hacía referencia a que el primer encuentro para discutir sobre esta reforma fue grabado y que el audio luego trascendió a los medios de prensa. Incluso Bichos de Campo hizo una nota al respecto, dando a entender que las presiones políticas eran moneda corriente.
“En la reunión se dijo que si bien la bajada de arriba era de abrir todo, el Senasa iba a hacer todo lo posible porque los controles se hicieran por medio de resoluciones. Que dentro del organismo iban a tratar de hacer una resistencia técnica para cuidar el estatus sanitario de Argentina”, indicó otra fuente.
A partir de ahí, el mayor problema de Cortese era que esta resistencia interna a la desregulación promovida por Sturzenegger para poder importar la vacuna contra la fiebre aftosa lo dejaba fuera de juego: su soporte político le ordenaba hacer una cosa pero la línea interna de su propio organismo le jugaba en contra.
El ex funcionario volvió a quedar en offside al día siguiente cuando, en el acto central de Palermo, el presidente Javier Milei, nada menos, volvió a mostrarse convencido de que “abrimos el mercado de la vacuna de aftosa y, en la próxima campaña, ya habrá oferta de la misma por la mitad de su valor
histórico”, tal y como lo había convencido Sturzenegger.
Cortese quedó del todo en medio del brete cuando, ese mismo sábado, el ruralista Nicolás Pino también dedicó un párrafo al asunto. Visiblemente influenciado por el Ministerio de Economía, que todavía no podía controlar políticamente al Senasa, el titular de la SRA le recordó al presidente de la Nación: “El Senasa es tan importante que hay que reorganizarlo, eliminar la ineptitud, la burocracia obstructiva y la influencia clientelista de origen político y gremial, y dotarlo de un nivel técnico de excelencia”.
Estaba todo dicho: completamente solo entre intereses contrapuestos, Cortese se declaró vencido.
Que raro que la vacuna brasilera sea mala y brasil usando esas vacunas
S truchas y la argentina con la ” vacuna más cara del mundo todavía no pudimos erradicarla ” o sra que la argentina es trucha y la brasilera es buena?