Gabriel Vénica es productor agropecuario del norte de la provincia de Santa Fe y uno de los referentes de los denominados “productores autoconvocados”, que allá por 2008, cobraron protagonismo en las rutas en pleno conflicto por las retenciones móviles que pretendía imponer el Gobierno de Cristina Kirchner.
Pese a haber torcido el destino de aquella resolución 125, las retenciones siguieron existiendo. Bajó algo la presión durante un tramo del gobierno de Mauricio Macri, pero nunca se eliminaron para la soja, el grano de mayor volumen exportado en la Argentina. Ahora, en el gobierno de Alberto Fernández, la alícuota impuesta de 33% alcanza uno de los valores históricos más altos.
Vénica sigue protestando contra estos derechos de exportación esgrimiendo que “generan una asimetría con todos nuestros principales competidores (en el mercado granario mundial), que no tienen retenciones”.
En diálogo con Bichos de Campo dijo que “nadie en el mundo castiga a los que exportan, nosotros terminamos exportando impuestos. Esto no solo no le conviene al productor sino perjudica al país entero”, agregó.
Aquí la entrevista completa con el productor autoconvocado:
Le preguntamos a Gabriel qué piensa él del argumento teórico que muchos dirigentes políticos utilizan para justificar las retenciones, argumentando que los productores obtienen una ‘renta extraordinaria’ del suelo, Vénica exclamó que esta supuesta rentabilidad no existe. “Ese es otro invento argentino. La renta no es un número absoluto, hay que compararlo según lo invertido o a los activos. Como lo quieran tomar, verán que no existe tal ‘renta extraordinaria”, argumentó.
“Una economía más o menos sana, tiene sectores que les va bien. Lejos de ser negativo, eso es muy positivo para el país. Y en el rubro que sea. Si se gana plata haciendo pelotas de fútbol, ojalá todos se quieran ir a vivir a Bell Ville (capital nacional de la pelota de fútbol, donde se inventó el balón sin tiento), eso es bueno para todos”, ejemplificó Vénica.
“Las señales positivas que generan las actividades que dan plata son buenas. Yo en 2003, 2004, cuando era el boom de la soja, volví al campo y me dediqué a las herramientas de agricultura de precisión”, señaló Vénica. “Ahora leemos encuestas de que más de la mitad de la gente quiere trabajar en el Estado, eso es el colmo”, exclamó.
El productor se mostró en contra de todo tipo de subsidios entre sectgores económicos. “Eso está muy mal, si la actividad no da, no da. Todos los países tienen sus actividades más rentables, por capital natural y humano”, dijo.
Y sentenció: “El conurbano bonaerense es el monumento a la industria que no fue”.
“Cuando en los ’60 se discutía sobre fabricar acero o caramelos, el razonamiento justificó al acero. Pero décadas más tarde vemos que la única multinacional de capitales nacionales genuinos es Arcor, y fabrica caramelos”, graficó.
“Recomiendo leer el Diamante de Porter (libro “La ventaja competitiva de las naciones”), que habla de que existen factores que hacen a los países más competitivos y no se puede ir en contra de eso”, cerró el productor autoconvocado.
No sé trata de ningún inventó argentino. Todos los países colocan retenciones u otorgan subsidios según las circunstancias. Este dolor cree que vive en un feudo que el mismo gobierna. Por otra parte el asegurar que las retenciones cortarían la cadena de reinversión significa que pretenden tener una ganancia garantizada, cosa que ninguna actividad tiene, en economía se llama ‘riesgo empresario’ Finalmente me preguntó si estos señores integran el grupo que cuando una campaña sale mal recurren al Estado para pedir dinero en varías formas. Como es el juego ciudadano, cuando se gana no se quiere pagar y cuando se pierde se recurre al Estado. Sean coherentes señores