Reina Sandoval vive en Concepción del Yaguareté Corá, provincia de Corrientes, en una región que hoy es un destino de turismo nacional e internacional: los esteros del Iberá. Pero Reina no vivió todo el tiempo aquí, sino que fue y vino: “Yo le digo a los chicos que la mejor capacitación es irse del pueblo para ver y aprender otras cosas y recién después volver, ya por decisión y con un proyecto”, lanza mientras nos sirve un mbaipy, una comida tradicional correntina que consiste en carne, cebolla, morrón, queso y que genera mucho mucho calor al comer pero que se disfruta al atemperarse con agua con rodajas de limón y naranja.
Estamos en su casa/comedor llamado Yacarú Porá (“comer lindo” en guaraní) con una mesa al aire libre pero a la sombra, y es difícil que Reina se siente un rato a dar la entrevista porque está acostumbrada a hacer y a servir, a servir y a hacer; será porque cocina desde los 6 años, tiene 7 hijos y porque ha realizado un largo recorrido para llegar hasta aquí. También pertenece a la red de Cocineros del Iberá.
“Yo soy peona y patrona de mi trabajo”, resume con orgullo. “Hasta 2011 trabajé como cocinera muchos años en la Costa Atlántica, luego volví a mi pueblo y en 2017 comencé aquí, en mi casa, a cocinar y a dar de comer. Trabajé muchos años afuera porque no valoraba mi pueblo y hasta veíamos con desconfianza la venida del turismo, pensábamos que íbamos a perder todo y nos íbamos a convertir en esclavos… Hasta que cambié mi manera de ver las cosas y hoy veo que es una realidad y una realidad hermosa”.
Pero la historia de Reina tiene un hito. Fue en 2016 cuando, ya de vuelta en Concepción del Yaguareté Corá, trabajaba para una posada del pueblo y un día le pidieron que cocinara para un evento de 200 personas y que sonaba muy “pituco”… y Reina no aceptó. “Yo no quiero hacer eso, tener que ponerme otra ropa, tacos… es como ponerse una máscara”, cuenta que fue su respuesta. Y agregó: “Yo lo que quiero es feriar”.
¿A qué se refería Reina? A que en vez de cocinar ella con un equipo, toda la gente que cocinaba y hacia artesanías de la región viniera a ofrecer lo que hacían. Y por supuesto que fue un éxito. “Hasta la torta quemada se vendió, no quedó nada, se llevaron todo”, grafica con alegría.
También para Reina fue muy especial porque ese día, sin saber nada de antemano, se encontró con Mauricio Macri, ahí cerquita, frente a ella: “No me habían dicho nada que venía el Presidente”, recuerda, “así que de pronto paró un auto de esos lujosos y se bajó y yo me quedé como helada porque no lo esperaba. Resulta que mi patrón le había hablado de mí como cocinera y él vino a saludarme. Yo tenía un pastel en la mano y me salió decirle: ´Este pastel le va a enamorar´ y eso quedó nomás”.
Al cabo de unos meses la llamaron de Presidencia y ahí se materializó su sueño: cocinar en la Quina de Olivos. “Fue la primera vez que viajé en avión y que estuve en un hotel”, cuenta, “además conocí la Casa Rosada y como buena correntina me identifiqué con la palmera que hay ahí”.
Cuando llegó a Olivos Reina cuenta que la recibieron 18 cocineros, que al principio se sintió intimidada pero que luego todo salió perfecto: trabajaron en equipo y prepararon comida típica correntina para la reunión que había.
“Cuando terminó todo vino Juliana (Awada) y el Presidente trajo a cuatro obreros de la Quinta (uno ya se estaba por jubilar) y él nos sirvió la comida. Fue una hermosa experiencia. A partir de ese día, me llamó todo el mundo y todos querían venir a comer a mi casa, así que acá estoy cocinando comida correntina para todo el que quiera venir y probar”.