Con el fin del año 2024 se dio por culminada la campaña de soja 2023/24 en Paraguay y, según datos de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), se registró una cosecha récord de 11,07 millones de toneladas.
Las exportaciones de soja también alcanzaron el nivel histórico más elevado con 7.98 millones de toneladas enviadas, una cifra 1,4 millones superior que en 2023. Al cierre de 2024 la Argentina se posicionó como el principal comprador de la soja paraguaya con el 84% de participación, seguido por Brasil (10%) y Rusia (3%), entre otros destinos.
Cargill cerró el 2024 como principal exportador de soja en grano con el 15% del total enviado, seguido por Viterra (12%), Agrofértil (10%), Bunge, Cocfo y ADM (8% cada uno), Copagra y LDC (7%), Sodru (5%) y Colonias Unidas (4%), entre otros.
“Concretamente, desde que dio comienzo la actual campaña de soja 2023/24 en la Argentina, las importaciones paraguayas de porotos ascienden a 4,9 millones de toneladas, un récord absoluto para esta altura de la campaña, superando inclusive el ciclo 2022/23, ciclo devastado por la sequía”, remarca un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
“Las toneladas paraguayas tienen una importancia crucial para el cuadro comercial argentino: durante los últimos nueve ciclos sojeros, las importaciones desde el país del norte explicaron en promedio el 73% del total de importaciones de soja por campaña. Y cuentan con una marcada estacionalidad, justo antes que de inicio formal la cosecha en nuestro país, siendo que durante marzo se importa en promedio el 21% del total de toneladas por campaña”, añade.
La soja paraguaya, que en 2022/23 resultó clave para completar la oferta que la Argentina perdió a causa de una sequía histórica, en 2023/24 también fue clave porque el ritmo de comercialización de poroto por parte de productores argentinos estuvo (y sigue estando) retrasado por factores macroeconómicos internos.
“A lo largo de un ciclo 2023/24 que se reconoce con un ritmo comercial por detrás de la media, en cinco de los nueve meses y medio que lleva la campaña, se han importado desde Paraguay como mínimo 500.000 toneladas de soja. A demás, el volumen importado desde Paraguay equivale al 20% de toneladas compradas por el sector industrial en el mercado local para la 2023/24, proporción más alta si no se contempla la de la campaña anterior”, apunta el informe de la BCR.
“Sin embargo, con el foco puesto sobre el nuevo ciclo productivo, el panorama actual para la 2024/25 es desolador en comparación a lo esperado tan solo unos meses atrás. Los productores paraguayos atraviesan el período clave para la determinación de rindes en sus lotes y las faltas de lluvias estarían haciendo estragos al igual que en nuestro país. Contexto que no deja indiferente los operadores de granos en nuestro mercado local”, alerta.
Es decir: buena parte de la oferta disponible de soja paraguaya, que “salvó” a la industria aceitera argentina en los últimos dos años, podría en 2025 no estar disponible por causas climáticas.
El ingreso de soja al mercado argentino se realiza en el marco del régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, el cual –implementado por el decreto 1330/2004– facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados para generar divisas.
El régimen, conocido popularmente como “de admisión temporaria”, fue desactivado en 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para ser reintroducido a comienzos de 2016 por la gestión de Mauricio Macri. Desde entonces, en lo que respecta al complejo sojero, el poroto ingresa al país para elaborar harina y aceite de soja, los cuales posteriormente se exportan. La alícuota del derecho de exportación (33%) se aplica sobre el valor agregado, es decir, sobre la diferencia del valor de la harina y el aceite exportado (FOB) menos el valor del poroto importado (CIF).