Las entidades de viñateros nucleadas en la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) reclamaron al gobierno que se estudie la creación de una Agencia Nacional de Vitivinicultura, un organismo que tenga la posibilidad de intervenir en el mercado de uva y evite los abusos que en los últimos años sufren los productores de manos de las bodegas, quienes con la excusa de la recurrente crisis los obligan a producir a pérdida. Esta Vendimia, a poco de empezar, no sería la excepción.
“Tras consultar a los productores viñateros nucleados en el sector de Economías Regionales de CAME, quienes reclaman políticas diferenciales según ubicación y tamaño de la empresa, surge la necesidad de contar con una Agencia Nacional de Vitivinicultura que tenga la capacidad y responsabilidad de laudar un precio justo de referencia y en la que estén representados, equitativamente, los intereses de todos los eslabones de la cadena de valor, lo que posibilitaría el diseño de políticas públicas en beneficio de todos, dejando de lado los intereses particulares que, tarde o temprano, llevan a la conformación de oligopolios”, enfatizó la CAME en un comunicado en el que advirtió que “desde hace años, el sector vitivinícola sufre un proceso de concentración que atenta contra la producción primaria”.
“El mercado se reparte en pocas manos y los pequeños y medianos productores no sólo no tienen rentabilidad, sino que además no llegan a cubrir sus costos con lo que perciben por la venta de sus uvas”, describió el comunicado.
La CAME reúne dirigentes viñateros de las provincias de Salta, La Rioja, Mendoza y San Juan, quienes denuncian una situación de “quebranto generalizado”, sufriendo abusos en la formación de precios y hasta en la forma de pago. Muchos productores, incluso, no han llegado a cobrar las uvas del año pasado, cuando están por comenzar con la nueva cosecha.
“En la actualidad, frente a una cadena de comercialización en la que falta transparencia, el productor trabaja a pérdida. Si bien los gobiernos de Mendoza, San Juan y La Rioja han anunciado y realizan aportes para el sector, los cuales son valorados, la dura situación macroeconómica repercute directamente en la actividad”, remarcó CAME.
El documento destaca:
- En Salta la uva no tiene precio de referencia y, de venderla, lo hacen muy por debajo de los costos.
- En La Rioja, los precios también son irrisorios para el productor, el que percibe entre 3 y 3,50 pesos por kilogramo.
- San Juan, por su parte, sí posee un precio mínimo fijado por el gobierno provincial de 6,50 pesos por kilo y, si bien el importe no llega a cubrir los costos, esperan que este vaya aumentando.
- En Mendoza están pagando precios iguales o más bajos que en 2017, a pesar de la creciente inflación, percibiendo entre 7 y 8 pesos por kilogramo.
Ni el mejor malbec de la Argentina se salva de esta crisis. “A modo de ejemplo, en el Valle de Uco los productores requieren 300 mil pesos para trabajar una hectárea, de la que obtienen 100 quintales. Es decir, alcanzan los 80 mil pesos por hectárea (si venden a 8 pesos), faltándole aún 220 mil pesos sólo para cubrir los costos”, describió el informe.
A fin de 2019, Bichos de Campo habló con la dirigente vitiviníciola mendocina Gabriela Lizana, enrolada en la CAME:
Mientras tanto, un estudio reciente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) estimó los costos para la producción de vid en el Oasis Este de Mendoza, para una finca de 10 hectáreas con un empleado permanente, cuya actividad principal es la venta de uva. Según ese trabajo, los costos totales de producción son de 18,87 pesos para varietales en espaldero y de 10,79 pesos para básicas en parral.
“Si el precio por kilo de uva está por debajo del valor del costo operativo más gastos de estructura (que para el caso analizado sería de 12,60 y 7,44 pesos, respectivamente), implicaría una pérdida de dinero para el productor, lo que pone en riesgo la continuidad de la actividad y empeora y acelera el proceso de abandono de las fincas”, destacó.
“El desplazamiento del productor, primer eslabón de la cadena, viene en ascenso. La ecuación es sencilla: sin productores no hay uva, sin uva no hay industria, y sin industria no hay Bebida Nacional”, advirtió la CAME, reclamando la creación de un organismo que tenga la capacidad de laudar un precio justo para el productor.
CAME recordó que la cadena mueve más de 100 mil trabajadores en forma directa (dato de 2016) y desmintió aquello de que la devaluación ayude al sector a obtener mayor rentabilidad. “El 80% de la producción se vende en el mercado interno, donde el consumo cayó 15 litros per cápita en los últimos 15 años”, recordó. El 20% restante, destinado al mercado externo, tampoco levanta. Hubo una caída interanual del 5,4% de las exportaciones en 2019.